Eurocopa 2024

Una jubilación celebrada a lo grande entre campeones de Europa

Jorge María recibió de su hijo Álvaro el privilegio de presenciar en el Olímpico de Berlín la victoria de España como regalo tras 44 años de servicio al Consejo de Vilanova, en Galicia

Jorge María y su hijo Álvaro desde las localidades donde pudieron disfrutar del partido.

Jorge María y su hijo Álvaro desde las localidades donde pudieron disfrutar del partido.

Diego Doval

Entre los miles de españoles que tuvieron el privilegio de asistir en el Olímpico de Berlín al cuarto título europeo de la selección española había dos arousanos, padre e hijo para más inri. Se trata de Jorge María y Álvaro, el artífice del regalo a su progenitor con motivo de su reciente jubilación.

Nada podía intuir el agasajado del fin de semana que le esperaba cuando el pasado viernes se disponía “a tomar algo” en familia en un local de Cambados. Nada más cruzar la puerta del establecimiento se encontró con una fiesta sorpresa en reconocimiento a su calidad humana con el inicio de su jubilación como pretexto.

Sobrepasado y emocionado por la muestra de cariño, apenas horas después de cumplir los 65 años y decir adiós a 44 años de servicio al Consejo de Vilanova, en Galicia, lo mejor todavía estaba por llegar. Reconoce Jorge María que “mis hijas y mi mujer organizaron todo y me llevé una gran sorpresa”.

En la entrega de regalos el de su hijo Álvaro fue el que se convirtió en aquello que superó con creces lo extraordinario. Pese a ser un exjugador de baloncesto y un ajedrecista todavía en activo, fue el fútbol el que se convirtió en el escenario escogido por su hijo para mostrarle toda su admiración.

Padre e hijo poco antes del inicio de la final de la Eurocopa.

Padre e hijo poco antes del inicio de la final de la Eurocopa. / CEDIDA

En un sobre apareció una nota manuscrita por el ahora ingeniero afincado laboralmente en Bruselas para decirle a su padre que había saldado una deuda muy particular. “Tú me llevaste hace 20 años a ver un partido al Santiago Bernabéu y ahora te llevo yo a ver una final de la Eurocopa. Una frase que supuso un pasaporte a un evento histórico del deporte español y que tuvo su germen en un 7-2 en un Real Madrid-Valladolid de aquella temporada 2003/04 plagada de “galácticos” en Concha Espina.

El propio domingo por la mañana tocó madrugar para tomar el avión en el aeropuerto de Porto. Belín esperaba y, sobre la una del mediodía, padre e hijo ya estaban posicionados en la fan zone disfrutando del ambiente de una cita única.

“Fue espectacular. Hubo cánticos todo el rato y la atmósfera era espectacular. Poco se oyó a los ingleses, tanto fuera como dentro del campo. Incluso pude hablar con alguno antes del partido y ya se veían medio derrotados”, señala Jorge María.

Para Álvaro ya era su segundo partido en la Eurocopa. Tuvo la suerte de ser uno de los afortunados en acceder a las entradas para la eliminatoria entre España e Italia. Aquello le otorgó prioridad para acceder a las entradas de la final y no lo dudó. “Primero te registras en la UEFA, eliges tu equipo y entras en un sorteo. En cuanto me dieron la posibilidad de ir a la final no lo dudé y cogí las entradas”.

Ya dentro del Olímpico de Berlín la fiesta fue a más. Recuerda Jorge María que “vimos prácticamente todo el partido de pie. El ambiente era espectacular y donde estábamos se veía perfectamente el partido. Estábamos en el lado de la portería donde se marcaron los dos goles de España y aquello fue una fiesta continua”.

Además de poner en valor el alto nivel futbolístico de los de Luis De la Fuente, los dos arousanos presentes en Berlín destacaron la organización de toda una final de la Eurocopa. Ser testigos in situ de otro gran logro del fútbol español deja además un premio difícilmente superable para una jubilación, así como una deuda saldada a modo de agradecimiento y admiración. Y como no todo podía ser fútbol, también hubo tiempo para conocer la capital alemana. Casi nada.

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