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Bauzá cambia de bolas

El que fuera jugador del Sporting ha montado un parque infantil en Alicante y entrena al Universidad en Regional Preferente

David Bauzá, durante su visita a Valencia para aprender los métodos de Marcelino García Toral. LNE

"Para mí, Gijón es el mejor sitio en el que he estado". David Bauzá Francés (Alicante, 29-5-1976) recibe con sorpresa y cierta alegría la llamada de LA NUEVA ESPAÑA que le trae a la memoria una época en la que fue feliz, seguramente en la que más disfrutó del fútbol. "El primer año con Marcelino fue muy bonito. Creo que fue el mejor año de mi carrera", confiesa el centrocampista que, una vez colgadas las botas, ha regresado a su Alicante natal. Bauzá ha vuelto a casa, pero ya nunca se ha ido de Gijón del todo: "Mi mujer es de Gijón y subimos mucho. Nos casamos en Gijón cuando ya estaba en Albacete y tenemos una hija de nueve años que nació en Tarragona y va al colegio aquí, por lo que solemos aprovechar las vacaciones para ir a Gijón".

Tras dejar el Sporting, David Bauzá, que antes del Sporting había peregrinado por los equipos inferiores del Barcelona, Pájara Playas, Yeclano, Gandía y Badajoz, tras dejar Gijón siguió camino con tres temporadas en Albacete, dos en el Nàstic y las dos últimas en Huesca. "Allí me rompí los cruzados anteriores de las dos rodillas y dejé el fútbol con 36 años. Yo creo que me lesioné de viejo", bromea. Cuando se le acabó el fútbol regresó a Alicante para abrir un negocio: "Monté un parque infantil muy grande, con cafetería, con bolas y que funciona muy bien. Ya llevamos cuatro años y el negocio va bien, tengo ocho empleados y viene la gente a tomar el café o a celebrar cumpleaños y los niños tienen hinchables, camas elásticas, toboganes y un campito de fútbol".

En los primeros momentos, la atención al negocio ocupó todo su tiempo, pero ahora que ya va rodado ha podido sacarse el nivel nacional de entrenador y ha asumido el banquillo del Universidad de Alicante, séptimo clasificado en Regional Preferente. "Vamos empatados con los quintos y a dos puntos del play-off. Creo que el puesto está estable porque la exigencia es pequeña, los futbolistas no cobran, pero consiguen créditos universitarios", explica en tono distendido. El gusanillo del banquillo le ha ido calando: "Yo dudaba, porque no tengo un carácter fuerte para llevar un vestuario, pero me veo bien y me está gustando". De hecho, hace poco ha viajado a Valencia para aprender los métodos del que fuera su entrenador Marcelino García Toral. "Escribí a Ismael Fernández, su preparador físico y estuvimos con ellos charlando y aprendiendo", agradece.

El éxito del técnico de Careñes no sorprende a Bauzá. "Lo que viví con él como jugador fue tremendo. Me di cuenta de que era el entrenador que más cosas me había enseñado de largo, en su momento me sorprendió muchísimo", confiesa. Y vuelve a su mente aquel ascenso que se escurrió entre los dedos porque "fue una pena muy grande, lo pasamos mal al final porque ya parecía hecho. Era muy fácil jugar".

Los elogios del exrojiblanco se hacen extensivos a toda su estancia en el Sporting, que fue de tres años (entre 2002 y 2005). "Para mí, Gijón es el mejor sitio en el que he estado. Es todo lo que mueve, el club, las instalaciones, El Molinón, la gente... Todo el mundo me trató muy bien, me respetaron mucho, me sentía valorado y estuve muy bien", explica. El pero, en aquella época, ya se sabe, vino de lo económico: "Es cierto que hubo problemas económicos, luego entró la ley Concursal y se manchó un poco todo".

Al contrario que muchos de sus compañeros, David Bauzá ha roto con las exigencias del deporte. "Al terminar de jugar me apunté a una media maratón, pero no me gustó sufrir. Ya corrí demasiado como futbolista. Hago muy poco deporte, voy al gimnasio tres veces por semana, pero no tengo mucho tiempo y las rodillas tampoco me lo permiten", detalla el alicantino. David Bauzá se compromete a dejarse ver por Mareo en una de sus próximas visitas a casa de su familia política.

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