Elda es una fiesta antes de la final para el Sporting: "Confiamos en clasificarnos para el play-off"

La fiesta de Moros y Cristianos, el buen rollo entre aficiones y la efusividad de la Mareona provocan uno de los mejores ambientes en años antes de un partido decisivo

El sportinguismo se mezcla en la fiesta de moros y cristianos de Elda

A.C.

Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

Diez de la mañana en Elda, en la Avenida de Chapi. Y en el entorno del hotel donde está alojado el Sporting hay una cafetería que está a punto de completarse, ni siquiera aún intuyen los dueños del local lo que se les viene encima. Saben, lógicamente que viene el Sporting. Pero no son conscientes de la brutalidad del desembarco de La Mareona. Desde muy pronto ya está ahí, sentado, en una mesa, Miguel Ángel Escudero, el sportinguista más popular de La Bañeza, que apura un café. “Este año he hecho todos los viajes menos tres: Ferrol, Andorra y Oviedo”. En ese momento los jugadores del club rojiblanco tienen todavía cierta tranquilidad. Dura poco. Apenas un instante. Porque cuando cruza Djuka, ya salta en seguida un niño para pedirle una foto.

Poco a poco los aledaños del hotel, que está lleno, -de hecho tarda unas horas en permitir que los nuevos huéspedes puedan hacer el check in dada la ocupación y la necesidad de limpiar-. Izquierdoz, Zarfino, Djuka salen a dar un paseo. También, luego, los miembros del equipo de dirección desplazados a la localidad: David Guerra, Gerardo García, Israel Villaseñor, Joaquín Alonso. No cesan de llegar seguidores al entorno del hotel, que parece a esa hora de la mañana el centro de la ciudad. La expectación es alta. Hay nervios, claro. Pero la gente tiene ganas de pasarlo bien.

 Llega Ángeles Joglar, que no muestra en su rostro ni un ápice de cansancio. Ella, como decenas de aficionados, salió en la noche del sábado desde Gijón, en uno de los autobuses programados por Unipes. 

No ha podido dormir un segundo, cuenta, pero está repleta de adrenalina. “Mi gasolina es el Sporting. Sé que vamos a ganar”, afirma. La anécdota del día sucede en una de las habitaciones anónimas de la primera planta: por la ventana se ve a Florentin Bloch apurando con una máquina un corte de pelo. Con él, Bamba, Varane y Hassan, los franceses. Varios seguidores se dan cuenta y vacilan de coña al guardameta galo, que se lo toma a risa. No se percibe en ningún caso la presión. Los jugadores parecen calmados.

A escasos cien metros, dos ciudadanas de Elda arrojan luz sobre una intrahistoria curiosa que adquiere aún mayor dimensión por las circunstancias de esta última jornada, con el Sporting y Oviedo pegándose por una plaza. “Mira, el campo del Eldense se llama Pepico Amat. Y precisamente Pepico Amat fue portero. Y jugó en el Oviedo”, cuentan. En las calles, algunas vacías, de resaca, por la fiesta hace unos días de la permanencia, se evidencia el buen rollo. Elda quiere que el Sporting se meta en play-off. 

 Luego, la fiesta se va ya a la plaza de Elda. Allí la Mareona hace su sede. Se siente un calor importante, pero todos están en las terrazas: los Guajes, la Grada de Animación… Se canta el Gijón del Alma. La gente está con fe. “Confío en ganar y en que nos clasifiquemos para play-off”. Irremediablemente, se habla de ese Eibar-Oviedo. Alguno también confía en un tropiezo del Racing. Son los instantes en lo que se habla del partido, porque se acerca. Sucede además que el ambiente se agranda. Porque estos días comienzan las fiestas en la localidad. La fiesta de Moros y Cristianos. Un desfile de cabezudos concentra las miradas.