Madrid, Mateo Sancho

Tom Cruise es una hoy una superestrella, Matt Dillon y Diane Lane optaron en el siglo XXI por primera vez al «Oscar», Rob Lowe se recupera en la televisión, Emilio Estévez gana puntos como director de cine y Patrick Swayze lucha contra el cáncer. Son los «Rebeldes» veinticinco años después. Esta película, estrenada el 25 de marzo de 1983, era la respuesta radical de Francis Ford Coppola a su batacazo comercial con «Corazonada», gran y carísimo capricho personal que le obligó a reclutar un reparto joven y anónimo que se convertiría en una nueva generación de estrellas y en el germen del «brat pack».

Coppola creó una suerte de incubadora en la que se formaban los talentos de Tom Cruise, Matt Dillon, Diane Lane, Rob Lowe y Emilio Estévez, entre los más afortunados, y Ralph Macchio y C. Thomas Howell, que, partiendo de la misma base, no cumplieron las expectativas. El término, traducible como «hatajo de mocosos», lo acuñó en 1985 un periodista del «New Yorker», haciendo clara referencia al «rat pack» que en los cincuenta lideraba Frank Sinatra. Pero los ochenta eran distintos. Se había perdido la batalla de los ideales, el amor libre entraba en las rejas del sida y los yuppies engominados tomaban el relevo de los hippies sin peinar. La juventud buscaba nuevas referencias, y Coppola, tomando el libro de Susan Eloise Hinton, las sirvió en bandeja.

Él pertenecía a otra generación y había encadenado en los setenta éxitos como las dos entregas de «El Padrino», y «Apocalypse now», pero, tras perder la confianza de los grandes estudios, se erigió como cazatalentos y exploró la marginalidad más refrescante.

«Rebeldes» tuvo su reverso ese mismo año en «La ley de la calle», y mientras la primera se convertía en un éxito sorpresa en las taquillas, la segunda lo hacía en los círculos de culto. Cruise y Lowe se disputaron a las adolescentes de la época y fue el actor de «Top gun» (1986) el que salió victorioso, no sólo porque su extraordinario tirón en taquilla y sus tres candidaturas al «Oscar» le han convertido en uno de los mayores astros de Hollywood, sino porque Lowe vio su carrera truncada inesperadamente. El actor, que participó en otras cintas clave del fenómeno «brat pack» como «St. Elmo, punto de encuentro» (1985), fue un «pionero» en los escándalos de las «sex tapes», y en 1988 se difundió una grabación de sus relaciones sexuales con una menor de edad. Él tenía veinticuatro años y a la polémica sexual siguieron las drogas y el alcohol. Recientemente ha ido reconstruyendo su trayectoria en la televisión con «El lado oeste de la Casa Blanca». Matt Dillon volvió a Coppola en «La ley de la calle», y, aunque nunca estuvo en la primera línea, ha mantenido el tintineo de su estrellato gracias a dosis de prestigio o éxito comercial.

Diane Lane también prolongó su vínculo con Coppola en «La ley de la calle» y «Cotton Club» (1984), pero se perdió en cintas mediocres hasta que vivió recientemente una segunda juventud gracias a su inesperada candidatura al «Oscar» por «Infiel» (2002), que la mantiene ahora activa en estrenos comerciales como «Jumper» y «Untraceable». Emilio Estévez destaca por su labor tras las cámaras, con «Bobby» (2006). Patrick Swayze, que encadenó los enormes éxitos de «Dirty dancing» (1987) y «Ghost» (1990), cayó en el olvido hasta que, tristemente, ha vuelto a ser noticia debido al cáncer de páncreas que le han diagnosticado. Ralph Macchio, que se haría popular en «Karate kid», trasladó su éxito a las tablas con «Cómo triunfar en los negocios sin dar golpe», un título que no se ha correspondido con su posterior trayectoria.