Los tortos asturianos, con todo y para todos

Redondo, elaborado con harina de maíz y un tanto irregular cuando es artesano, un manjar con numerosas combinaciones

Diversos tipos de  tortos con diferentes acompañamientos, dulces y salados.

Diversos tipos de tortos con diferentes acompañamientos, dulces y salados. / LNE

Harina de maíz, agua, sal y aceite de oliva. Cuatro ingredientes que bien trabajados y siguiendo las directrices de la tradición, convierten a los tortos asturianos en una de las elaboraciones cada vez más demandadas, no sólo por los propios habitantes del Principado, sino especialmente y cada vez más por los turistas que nos visitan. Y es que, un torto recién frito –hinchadín, dorado sin estar quemado y nada aceitoso– es un auténtico manjar al que se puede acompañar de todo tipo de ingredientes, aunque bien es cierto que algunos priman sobre otros. También hay quien, en ocasiones, incorpora una mínima parte de harina de trigo para que los tortos salgan más esponjosos.

El maíz que llegó de América, a lo largo de los años, y especialmente en la zona rural, fue uno de los alimentos principales de las familias bien en forma de boroña, las pulientas, el gurupu, la rapa y el rapón, el pantruque y, por supuesto los tortos, que con el tiempo pasaron al olvido gastronómico hasta que el reconocido chef asturiano Nacho Manzano los rescató en su restaurante con dos estrellas Michelín, Casa Marcial. También las Guisanderas asturianas se sumaron a su recuperación y con el tiempo se han ido incorporando un importante número de locales donde el torto es cada vez más demandando en cualquier momento y época del año.

Entre los acompañamientos más tradicionales del torto, está el picadillo y los huevos fritos. Era un producto que se consumía así fundamentalmente en época de matanza. Sin embargo, todo "catador de tortos que de tal se precie", tiene que comer, al menos, esta versión, la más clásica y tradicional, para luego continuar con otros ingredientes que también maridan estupendamente con los tortos: sardinas salonas, morcilla matachana o con emberzao, con revuelto de gulas, con carne guisada, con aguacate y cebolla, con quesos como el Cabrales, Gamoneo o un Vidiago, por citar al menos tres, e incluso los hay con su versión dulce, con queso y dulce de manzana asturiana o con requesón y miel, por citar unos ejemplos. Pero la realidad es que las combinaciones son infinitas y cada año, y gracias a las aportaciones de las últimas generaciones de profesionales, aparecen nuevas y más innovadoras versiones.

A sabiendas de que resulta imposible citar todos los locales que son conocidos por sus tortos, y centrados en la zona rural, aquí va un pequeño listado donde comer unos tortos ricos y que invitan a volver en más de una ocasión. Junto, por supuesto, con Casa Marcial en La Salgar (Parres) también cabe citar Casa Xico, en Mestas de Ardisana (Llanes), donde tiene un variado en su menú de fin de semana. Tortos muy ricos también y de buen tamaño, en el Chigre de Arenes, en Arenes de Parres. Su secreto es que lo amansan por la noche y lo dejan reposar nueve horas antes de darles forma y freírlos. Un clásico: La Bolera-El Cartero en Tielve (Cabrales), con quesu cabrales, manzana y cebolla confitada. Parada también en Casa Alfonso en Oceño (Peñamellera Alta), con unos tortos tradicionales estupendos, sin olvidar el tentador variado de tortos asturianos de Casa Vila, en Pravia.

También ricos en La Tilar en Meré (Llanes); La Atalaya en Torín (Piloña); el Bar Nuevo en Corao (Cangas de Onís); a probar los de bacalao y pimientos en El Chato en La Nueva (Langreo) o los rellenos en La Caleyuca (Mieres). Y además, con la excusa de los tortos, los lectores pueden hacer turismo y van descubriendo Asturias. Que es un plus.

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