«La Unidad de Cuidados Intensivos es el hospital dentro del hospital», así lo define Lola Escudero, jefa de la UCI del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). La estancia media de los pacientes oscila entre los ocho y los diez días pero lejos de lo que se pudiera pensar «aquí la gente viene a recuperarse», afirma Escudero.

Lo cierto es que los pacientes que pasan por la UCI tienen aproximadamente una tasa de recuperación del 75 por ciento, es decir, tres de cada cuatro sobreviven. Y eso es gracias a los profesionales del HUCA que no pierden atención para reaccionar en segundos ante cualquier tipo de complicación que pueda surgir. «A diferencia de la creencia popular la UCI no es un lugar donde la gente viene a morir, aquí los vigilamos y tratamos y la gran mayoría se recupera», explica Escudero. Un servicio que ha mejorado exponencialmente con las instalaciones del nuevo HUCA. «El nuevo hospital, entre muchas otras cosas, significó ampliar la capacidad de la UCI polivalente, en este hospital hay muchas más camas de las que teníamos en el anterior, por lo tanto tenemos un soporte asistencial mayor que puede dar cobertura a cualquier problema o sobrecarga que surja», cuenta Escudero. Con una cifra que ronda las mil camas, sumada a la mejora de los espacios y la dotación tecnológica, los profesionales se sienten «seguros de poder atender picos de presión asistencial, como puede ser la gripe, con eficiencia y se demostró durante la pandemia de covid».