La comitiva estuvo encabezada por los hermanos de la Cofradía del Sagrado Corazón de Jesús y la del Rocío, así como por los de la Hermandad del Santo Sepulcro, a quienes les siguieron los de la Santa Misericordia y la Santa Vera Cruz. Detrás de ellos, tanto la patrona de los pescadores como los hermanos de la cofradía del Carmen -con sus vestimentas de marineros y con seis remos-, estuvieron en todo momento respaldados por una multitud de personas. «Se echaba mucho de menos esta procesión porque la Virgen del Carmen se merece esto y mucho más», afirmó Carmen Canel. La procesión avanzó dejando un intenso olor a incienso por Álvarez Garaya, la plaza del Carmen y Felipe Menéndez. Al término de su paso por esta última calle, la comitiva encaró Marqués de San Esteban para acercarse a los Jardines de la Reina, cuyo termómetro marcaba 27 grados, y a la plaza del Marqués, el lugar en el que ya les esperaba la estatua de Pelayo y numerosos fieles que no quisieron desaprovechar la oportunidad de ver cómo embarcaban a la Virgen desde la rampa de «La Barquera», una salida al mar que no se producía desde los años 70. Junto a la embarcación en la que subieron a la Virgen estuvieron la patrullera de la Guardia Civil marcando el camino, una embarcación de la Cruz Roja y una treintena de barcos.