Con 14 años, Gustavo Fernández empezó a ver la vida a través de los ojos de una mujer de 87. En su caso, un trasplante de córnea fue lo que le permitió contar con esta hazaña en su biografía. Una gesta que ahora tiene 137 años, fruto de sumar los 87 años de la donante y los 50 que han pasado desde una operación a la que se sometió siendo un adolescente y que le cambió la vida para siempre.