Alejandra Rubio se ha convertido en la protagonista inesperada de la jornada. Tras cerca de 5 meses de relación con su novio Carlo Costanzia, la pareja daba la sorpresa anunciando su embarazo. Las reacciones a esta inesperada noticia no se han hecho esperar y una de las que más expectación despertaba, la de la madre de la influencer ya ha salido a la luz.

Según las declaraciones que la pareja hacía a la revista Hola para anunciar la feliz noticia, Terelu Campos se habría sorprendido al enterarse de este bombazo pero, acto seguido, habría mostrado su apoyo a la pareja.

Un embarazo que ha agitado el mundo del corazón y que se espera que sea tan polémico como los inicios de la relación entre el hijo de Mar Flores y la hija de Terelu Campos, embarazada de 3 meses.

Sin embargo, hay algo que podría empeñar la vida de la pareja y futuros padres y que no harñia gracia a Terelu Campos. Se trata de las condiciones en las que vive el yerno de la televisiva, Carlo Costanzia. Al parecer, el joven contaba en una de sus apariciones en plató que vivía de manera humilde en un bajo en Vallecas y que a apenas ganaba para legar a final de mes.

Una situación que, probablemente guste poco a la hermana de Carmen Borrego.

Tras su paso por Vallecas, en donde había alquilado un bajo en el que se vio a varias ocasiones salir a Alejandra Rubio, ahora la pareja ha decidido dar un paso en su relación tras anunciar su paternidad y mudarse a vivir juntos.

Sin embargo, parece que el hijo de Mar Flores aún no se acostumbra a su nuevo domicilio ya que las cámaras han captado un curioso momento en el que Carlo Costanzia acaba llamando a su novia al no saber en qué piso vivie y por tanto no poder llamar al timbre.

Vida en Vallecas

Nada más anunciar que esperan su primer hijo, Carlo Costanzia y Alejandra Rubio han hecho las maletas para disfrutar de unos días de descanso en las islas Pitiusas. El joven vive en uno de los barrios más populares y castizos de la capital.

En su primera entrevista en televisión, Carlo Costanzia afirmó que sobrevivía gracias a un trabajo normal después de haber tenido distintos problemas con la justicia. "Llego a malas penas a final de mes. Vivo en un barrio obrero donde puedo permitirme pagar un alquiler bajo. Contando los céntimos, llego a malas penas a final de mes. Esa es mi realidad", señalaba entonces.