Opinión

La probada rentabilidad de las noticias negativas

Cada día somos más los que decidimos desentendernos de la actualidad política y social debido al enorme malestar que nos causa el hecho de que nos bombardeen con noticias alarmantes acerca de desastres y tragedias de toda índole.

¿Qué hay detrás de que los medios dirijan nuestra atención exclusivamente al conflicto? La respuesta es simple. La triste realidad es que todo obedece a la necesidad de rentabilidad.

Dicen los psicólogos que los seres humanos tenemos una natural predisposición hacia eso que se conoce como sesgo de negatividad, que consiste en dar mayor peso a las experiencias negativas sobre las positivas.

Se trata de una reminiscencia prehistórica. Lo negativo capta con mayor efectividad nuestra atención porque estar alerta a la amenaza y al peligro potencial fue crucial, evolutivamente hablando. Pero, ante el exceso de negatividad, suele suceder que nuestro cerebro, incapaz de procesarlo, opta por desconectarse, como mecanismo de defensa.

Sin duda los medios juegan con nuestras emociones. La feroz competencia por captar la atención del consumidor, dentro de un mercado mediático ya saturado, les lleva a emitir historias impactantes, diseñadas para generar fuertes reacciones, a fin de atraer y retener a la audiencia.

Los titulares impactantes y dramáticos no solo captan la atención sino que también fomentan la difusión viral en las redes sociales, amplificando su alcance.

La influencia de los algoritmos y las redes sociales hoy desempeñan un papel crucial en la selección de contenidos. Estos algoritmos están diseñados para maximizar el tiempo que los usuarios pasan en la plataforma, y las noticias negativas tienden a generar más clics y participación. Como resultado, las noticias negativas son promovidas de manera desproporcionada, creando una espiral en la que se prioriza el contenido que provoca reacciones más desmedidas.

Si bien es crucial informar acerca de los eventos, un enfoque excesivo en los aspectos negativos distorsiona la percepción de la realidad contribuyendo a una visión pesimista del mundo.

Los medios tienen la responsabilidad de proporcionar una cobertura equilibrada incluyendo noticias constructivas que inspiren y eduquen a la audiencia, sin embargo, hoy por hoy, solo difunden “recetas para un desastre”…

De acuerdo, ningún negocio se mantiene si no es rentable, pero ¿dónde quedan la responsabilidad social y la ética?