Opinión

Somos España

Como auténticos “domingueros” de la época recuerdo perfectamente aquella mañana del 21 de junio de 1964 cuando a primera hora mi padre nos metió a todos en el ‘seiscientos’ para ir a pasar el día a La Pedriza cerca de Manzanares el Real, que ya era un pueblo muy conocido -entre otras cosas-por su famoso castillo.

Teníamos sol y buen tiempo justo cuando el verano estaba a punto de comenzar y no había mejor plan que disfrutar dándose unos buenos chapuzones en las charcas de las cristalinas aguas del río Manzanares que discurría por esa zona de la sierra del Guadarrama. Luego, tras jugar y corretear por las rocas llegaba la comida campestre -preparada por mi madre- sacando de las ‘tarteras’, la tortilla de patatas, los filetes empanados y el melón de Villaconejos… que eran unos alimentos muy socorridos para aquellas mini excursiones.

Aquel día no hubo siesta sobre la colchoneta hinchable que te dejaba extenuado con tanto soplar nada más llegar al sitio elegido para la ‘acampada’. El adiós a la siesta fue por querer regresar rápidamente a Madrid para ver por la tele (en blanco y negro, por supuesto), el partido de fútbol entre España y la Unión Soviética -la U.R.S.S- que además contaba en la portería con Lev Yashin, la “Araña Negra”, considerado en aquel tiempo como el mejor guardameta de la historia del balompié.

Tuvimos ‘caravana’ en dirección a la capital y casi hasta la Plaza de Castilla. Vivíamos a escasos novecientos metros del estadio Santiago Bernabeu llegando a casa justo cuando el encuentro estaba a punto de comenzar. Éramos España. Todos aquella tarde, festividad de San Luis Gonzaga, éramos España. Apenas habíamos encontrado postura en el sofá cuando el barcelonista Chus Pereda (minuto 6), adelantaba a nuestra selección. Pero nuestro gozo en un pozo porque tan sólo dos minutos después los soviéticos nos empataban dejando el balón en el fondo de la portería defendida por el gran José Ángel Iríbar, “El Chopo”, jugador del Athletic de Bilbao.

Aunque todavía no había cumplido catorce años conocía perfectamente a los jugadores de nuestro fútbol gracias a las colecciones de cromos que teníamos todos los chicos de entonces. Hablar de aquella selección que a falta de seis minutos de partido consiguió la victoria en la final con aquel inolvidable gol de cabeza de “Marcelino” Martínez, delantero del Real Zaragoza, era algo muy sencillo para mí, pues conocía a todos los integrantes del combinado español.

Junto a Jesús Pereda, Iríbar y “Marcelino”, el entrenador Don José Villalonga había contado también con dos defensas del Atlético de Madrid (Rivilla y Calleja), con dos grandes del Real Madrid (Zoco y Amancio), y con otros dos del Barcelona, Olivella y Fusté, así como con el “magnífico” Carlos Lapetra (capitán del Real Zaragoza), y un fenómeno como era el gallego Luis Suárez (Inter de Milán), Balón de Oro en 1960.

Aquella tarde-noche del 21 de junio de 1964 “todos” -repito- “todos” fuimos España al derrotar a la poderosa Unión Soviética conquistando la entonces llamada Copa de Europa de Naciones. Hoy, en 2024, sesenta años después, creo que todos deberíamos tener la obligación de volver a demostrar que somos España, ganemos o no ganemos la Eurocopa en esta nueva final frente a la selección de Inglaterra.

Somos muchos como yo quienes tenemos la sensación de que nuestro país solamente está unido cuando conseguimos éxitos con el fútbol. Con este deporte rey, mayoritario y millonario. Dan lo mismo las ideologías, las religiones, los inmigrantes, el color de la piel e incluso, hasta el dinero (me atrevería a decir),… por citar algunos de los pilares básicos y fundamentales que configuran en estos momentos el triste acontecer de nuestra sociedad.

Con el fútbol estamos unidos. Todos “somos España”. Nuestro mayor éxito se consiguió en 2010 al proclamarnos campeones mundiales con gol de Andrés Iniesta (F.C.Barcelona), a los holandeses: Países Bajos, 0 – España, 1 siendo entrenador Don Vicente del Bosque. Pero antes, además de aquella primera victoria de 1964, también logramos nuestro segundo trofeo continental en 2008 con el mismo resultado: Alemania, 0 – España, 1 con gol del exatlético y entonces jugador del Liverpool, Fernando Torres “El Niño”, teniendo a Don Luis Aragonés al frente del equipo.

Y como “no hay dos sin tres”, en el año 2012 nuestra selección se hizo con la tercera Eurocopa ‘dando un baño’ -como se suele decir- al conjunto italiano con goles de David Silva, Jordi Alba, Fernando Torres y Juan Mata en el Estadio Olímpico de Kiev, capital de Ucrania, hoy país asediado y medio destruido por una guerra que comenzó en febrero de 2022, hace ya dos años y medio.

Como ya dije en los años sesenta conocíamos a los futbolistas gracias a las colecciones de cromos que cambiábamos en el recreo o a la salida del “cole”. Sin embargo me temo que la pasión que teníamos nosotros con álbumes y cromos “repes” ya no existe entre los jóvenes porque todo ha cambiado mucho. Habrá Internet, RR.SS. y mucha tecnología… pero confieso que hasta hace muy poco, desconocía quién era Don Luis de la Fuente, exfutbolista y entrenador nacido en Haro (La Rioja).

Desde hace años ya no sigo el fútbol con la misma intensidad que cuando era más joven. Digamos que tengo “el corazón partío” en blanco y azul con mis equipos de primera y segunda división y que me siento muy asturiano y español. Lo que no me perdono es no haber sabido antes que existían unos chavales, muy buenos futbolistas, que han sido capaces de hacernos vibrar en esta Eurocopa dándolo todo por “La roja” como decía Don Luis Aragonés, “El sabio de Hortaleza”.

Hablo de Dani Olmo (FC Leipzig), y de Álex Grimaldo (Bayer Leverkusen), que viven en Alemania; de Aymeric Laporte (Al Nassr), que está en Arabia Saudí… y también me pregunto ¿de dónde ha salido ese “Correcaminos” con pelo largo que atiende por Marc Cucurella? Me dicen que juega en el Chelsea y que reside en Gran Bretaña como David Raya, portero del Arsenal FC.

Don Luis de la Fuente y su staff nos han mostrado a jugadores que muchos no conocíamos y que desde el pasado 14 de junio, con su entrega y trabajo, han devuelto la ilusión a toda España. El valor del técnico apostando decididamente por Nico Williams y Lamine Yamal (‘niños veloces como flechas’ capaces de volver locas a las defensas rivales), y dar los galones y el timón de mando a Álvaro Morata y a Rodrigo Hernández, garantizan la personalidad y carisma de este equipo fuerte, unido y comprometido para triunfar en la competición.

Cuestionado a priori el seleccionador ha acertado plenamente con independencia de lo que ocurra ese domingo. Todos estamos con ellos. Y hasta en Villaviciosa tendremos pantalla gigante en la Plaza del Ayuntamiento para verles y aplaudirles. Se ha creado una familia. Un equipo de verdad. Sin vedettes de cara a la galería. Son, como el anuncio de aquella marca de coches en los años ‘90, unos chicos J.A.S.P. (Jóvenes aunque suficientemente preparados).

Se lo han ganado porque nos han hecho felices a todos y han exhibido en cada partido disputado toda su entrega y pundonor recuperando aquella vieja “furia española” que caracterizaba a nuestra selección y que nos daba prestigio a nivel europeo y mundial.

En este 14 de julio fiesta nacional francesa y pase lo que pase en Alemania, todos vamos con España porque todos “somos España” aunque algunos no sean capaces de entenderlo ni asumirlo.