Opinión | El Gasómetro

Una fotografía de nuestra sociedad

Las enseñanzas de la Eurocopa dentro y fuera del campo

Será difícil sustraerse esta tarde al ambiente de la final de la Eurocopa de Fútbol, incluso para los no aficionados. Este campeonato de selecciones de países ha dejado unas cuantas cosas reseñables; la competición se ha desarrollado sin polémicas arbitrales ni declaraciones salidas de tono por parte de dirigentes, entrenadores o futbolistas; en el campo ha brillado como nunca la deportividad y el buen tono entre jugadores de los equipos rivales y de todos con los árbitros.

Se ha parecido más a una competición olímpica que a uno de los campeonatos nacionales o internacionales en los que la tensión desborda los límites del respeto a las normas.

Este campeonato hemos tenido que verlo, sin posibilidad de alternativa, por un único canal, el público, en el que, pese a las vergonzantes críticas machistas de unos pocos, hemos descubierto a una mujer, futbolista española internacional, Vero Boquete, que ha enriquecido las retransmisiones con lúcidos y útiles comentarios sobre el desarrollo del juego, las tácticas y las fortalezas y debilidades de los equipos. Lástima que sus entradas en directo hayan sido a cuentagotas, escasas y cortas.

Este campeonato nos ha dejado varias enseñanzas más. Si tienen la curiosidad de buscar fotografías de hace tres décadas de las selecciones nacionales de los cuatro equipos que han jugado las semifinales, podrán comprobar el radical cambio producido en las sociedades europeas. Entonces era excepcional que formasen parte del equipo titular futbolistas inmigrantes.

Hoy, tanto da que se trate de Inglaterra o de la Alemania que tantas veces nos impresionó por la presencia física de sus componentes, todos los equipos cuentan en sus filas titulares con jugadores descendientes de personas que han llegado a esos países en busca de un futuro mejor, lo que hace que sean equipos fielmente representativos de la realidad social del momento.

Sucede igual en el equipo español que se ha colado en la final del campeonato con un grupo en el que han destacado especialmente dos futbolistas que cumplen esa condición, son descendientes de inmigrantes, han crecido en barrios humildes, uno en Pamplona, otro en Barcelona; ellos ocupan ahora los espacios deportivos, al igual que otros han logrado abrirse camino en otros campos profesionales, mientras miles siguen tratando de sobrevivir cada día.

Todos forman parte de la sociedad diversa y abierta en la que vivimos. Por eso, ellos también nos representan.

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