Opinión | Cada treinta días

La tuna tuvo que ser

Una propuesta para que la ciudad se postule como sede de un certamen de agrupaciones musicales universitarias

Estos días pasados he coincidido en un programa de televisión, con un grupo de entusiastas "cuarentunos" venidos de Oviedo –así dicen llamarse este grupo de amigos amantes todos ellos de la música– que aparte de entusiasmar a los televidentes y público espectador congregado en el lugar de grabación del programa de televisión ese día, lo hicieron también por las calles y algunos lugares concretos de la villa.

Les entusiasmó Avilés, aunque todos ellos lo conocían, pero ese día yo creo que le sacaron jugo a la ciudad paseando y cantando por sus calles. Alguno de ellos había vivido algún año atrás por aquí, otros vivían en la actualidad y algún casi nonagenario –que también era uno de sus integrantes– había, –incluso– nacido aquí.

El encanto de la ciudad brota con la Tuna de veteranos de Oviedo, en las conversaciones que, entre canción y canción, manteníamos por las terrazas en torno, por supuesto, a un buen y refrescante trago. Al punto que surge por parte de uno de ellos, una pregunta ‘estratégica’ y determinante, diría yo, para el sostenimiento del turismo en la villa, ante la posibilidad de celebrar aquí un Certamen Nacional de Tunas, y que, dada la hipotética cifra total de participantes, en ningún caso debería de ser inferior a mil, el número de plazas hoteleras con las que deberíamos contar para poder acoger aquí el certamen de manera excelente.

Dice este mismo diario LA NUEVA ESPAÑA el 31 de julio del pasado año que "según los últimos datos que maneja la patronal del sector turístico en Asturias, Otea, los tres concejos con más afluencia de visitantes, Avilés, Castrillón y Gozón, suman 1.353 plazas hoteleras. De ellas, 755 están en Avilés, 386 en Castrillón y 212 en Gozón". ¿De verdad que entonces no podríamos plantearnos traer a Avilés un tipo de certamen como el comentado, por falta de plazas hoteleras?

Pues he de decirles que, si esto es así, algo o alguien, en términos generales, no funciona por estos lares.Viendo y sintiendo el entusiasmo y ganas de agradar que esta gente tiene (además casi de una manera altruista) debería de ser ésta la razón última por la cual el Certamen de Tunas no pudiera celebrarse aquí.

Estoy seguro de que hay cosas mucho más importantes y de mayor enjundia que emprender y ejecutar en Avilés, pero no debemos de olvidar que si algo prioritariamente esta tirando hacia arriba de la economía española, eso, eso precisamente es el turismo.

Circunstancias como esta y otras parecidas estos días atrás con estos "Cuarentunos", hacen a uno reflexionar y plantearse como siempre en mi caso desde esta pequeña atalaya desde donde escribo –siempre apelando al sentido común– y preguntarse entonces: ¿es de sentido común plantearse en estos momentos la posibilidad de crear y contar con un número mayor de plazas hoteleras, dada la ‘in crescendo’ demanda que según parece existe en el mercado?

Tuvo que ser la Tuna, la que en estos últimos 30 días despertara en mí algo que tenía ganas de comentar hacía tiempo, pero que nunca encontraba el paraguas adecuado para poder hacerlo de manera oportuna. La Tuna tuvo que ser con su idea de celebrar aquí ese acontecimiento o encuentro de Tunas a nivel nacional, la que desempolvara la pregunta clave para el adecuado sostenimiento turístico que esta villa merece.

Muchas gracias amigos por todo ello, por habernos hecho pasar también momentos tan agradables cantando por las calles y plazas de Avilés, por el programa tan entrañable y familiar que grabamos para la tele, por ser y ejercer de esos chavalinos –o yo al menos así me considero– que aún somos, por evocar tantos recuerdos de juventud, en definitiva, por ser como sois.

Gracias de nuevo a Arias, Cordo, Gregorio, Jami, al pequeño Orson, a Ramón, Meca, Javierito, Silverio, al inefable Rociíto, José Luis, Asturcón, Mateo, Nerón, al novato Paquirrín y al ajustador Pontón, al entrañable Lago, y a todos los demás que no pudieron estar, conformantes todos ellos de un grupo de gente tan buena y distinguida.

Que la Santina de Covadonga vele por todos nosotros (ahí me incluyo) y nos ampare siempre, en estos momentos tan convulsos e inciertos que nuestra sociedad vive y que afecta al orden mundial.

Hasta siempre amigos.

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS