Opinión

Lucía Rodríguez olay

Lo que se escoge

En el comienzo de una nueva y emocionante etapa tras las EBAU

A José Luis. In memoriam

En muchas ocasiones no suele ser fácil escoger; la elección supone también renuncia y a veces eso nos da vértigo porque no tenemos la certeza de que lo escogido es lo correcto. Hemos asumido que el error implica penalización, castigo y no entendemos que puede ser una fuente de aprendizaje. Esto se ve en cualquier aula, sea del nivel que sea, pero también en nuestras vidas.

Nuestro sistema y nuestra cultura hacen que creamos que equivocarse es sinónimo de fracaso, sin embargo, si miramos atrás seguramente nos encontremos con muchos fallos o muchos errores de los que hemos aprendido más que con cientos de lecciones magistrales.

La pasada semana, en la que han salido las notas de la EBAU y en la que tantos chicos y chicas están decidiendo qué hacer con sus vidas, he pensado mucho en lo que lo que elegimos o lo que no.

A la vida le gusta sorprender, romper esquemas y así, en un instante, te das cuenta de que todo cambia sin saber muy bien porqué. Perder a un ser querido es una de esas sorpresas que nunca queremos recibir y está semana, justo en ese momento de decisiones y elecciones, tocó beber ese trago amargo.

Así que, paradójicamente, las dos circunstancias se ligaron, en cierto modo, en mi cabeza y pensé que la incertidumbre de una elección se veía compensada por la certeza de ir escogiendo, a lo largo de nuestra vida, personas que, sin ser familia, se quedan en nuestras vidas para formar aquella que se escoge. No hay que llevarse a engaños: son pocas, pero como pasan a instalarse de forma permanente, es tremendo perderlas.

A quienes se están enfrentando a poner en un listado su elección de grado universitario o de formación profesional con todas las dudas e incertidumbres, les diría que piensen que hay pocas cosas irrevocables en esta vida y que, sin duda, han elegido (y seguirán haciéndolo) cuestiones tremendamente más importantes.

No seré yo quien banalice el tema de los estudios, por supuesto que no, claro que es una parte clave de qué somos o de qué queremos ser, pero hay que aprender a situar las cosas en su lugar y esa presión que me consta viven muchos chicos y chicas estos días debería verse también con un prisma más sereno porque, al final, somos mucho más que lo que hemos estudiado.

Por eso, desde estas líneas, deseo dos cosas: para la persona que hemos perdido, pido que la tierra le

sea leve; para quienes estáis comenzando esta nueva y emocionante etapa, os deseo que la disfrutéis intensamente porque lo mejor siempre, siempre, está por venir.

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