Opinión

El verano ya está aquí… ¿para ti?

El impacto de las vacaciones escolares en las familias y sus bolsillos

Aunque Lorenzo y el caloret estén en huelga, el verano ya está aquí. Un tiempo marcado por las vacaciones escolares. Más de dos meses que, en nuestros tiempos de postmodernidad, se convierten en un autentico tetris para cuadrar vida laboral y familiar. En esta difícil ecuación hay dos elementos clave que la pueden volver más sencilla: red familiar y/o dinerito.

En muchos casos, abuelos o abuelas despejarán su agenda estival para estar al servicio de hordas de nietos que encontrarán cobijo y hogar en sus casas. Nuestros parques y playas serán un punto de encuentro intergeneracional. Los pueblos serán revitalizados por la visita de los peques de las familias. Mientras, papis y mamis seguirán dando cuerda al mundo.

Otros hogares encontrarán ofertas increíbles, por precios tan asequibles como 450 € a la semana, para que sus hijos e hijas tecnifiquen sus cualidades deportivas, lingüísticas o tecnológicas. Campus para peques organizados en cómodas semanas que seguro ampliarán la red social del peque, a la par que sus conocimientos, aderezados por un sinfín de actividades hiperdivertidas.

A mí me surgen varios interrogantes en todo esto. ¿Qué pasa cuando no hay abuelos o abuelas? ¿O cuándo no se quiere hipotecar a éstos en jornadas de cuidados maratonianas?; ¿Qué pasa cuando pagar más de 300 o 400 euros a la semana es imposible? Es más, ¿Por qué estas deben ser las principales alternativas?

¿Somos conscientes de la incongruencia entre el derecho a un mes de vacaciones en los entornos laborales frente a los más de dos meses de vacaciones escolares?

Quizás nos pasan estas cosas por el nulo reconocimiento dentro de la educación que se tiene a la educación en el tiempo libre. Espacios llenos de intencionalidad educativa y diversión que se deberían abrir cuando la educación formal descansa. En nuestra ciudad y región hemos dejado en manos de la arbitrariedad mercantil el desarrollo de uno de los momentos más importantes y vitales en el desarrollo y crecimiento de niños, niñas y adolescentes.

La gestión pública ha creído que el cultivo en los barrios y pueblos de los espacios de educación en el tiempo libre era algo que se producía por generación espontánea. Que el movimiento asociativo educativo, juvenil, de tiempo libre, era algo prescindible que no debía promoverse y blindarse a través de políticas claras y decididas. Que podía ser licitado y punto. Una descapitalización que ha dejado casi desérticos los espacios donde niños, niñas y adolescentes puedan conectar, desarrollarse, aprender, disfrutar… conviviendo con sus amigos y amigas, en sus barrios; con una propuesta de calidad y calidez.

La oferta privada es apta para quien es. La oferta pública acaba sumida en una “subasta” al menor postor.

Papis y mamis, abran los ojos: si tienen la fortuna de tener un club o entidad cerca que siga creyendo en la importancia de todo esto, están de suerte. Pero dense prisa, están en peligro de extinción.

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