Opinión | Varadero de Fomento

Flexibilidades

El gobierno municipal muestra una flexibilidad arbitraria

Otra vez la bendición de las aguas el 29 de junio con cura y cirujana mandamás. Espectáculo impropio donde los haya, porque ya son ganas de mezclar las cosas. Parece que la señora es pía como se le supone al mosén de quien tanto gusto son los actos sociales y mezclarse con los gestores públicos y de entidades privadas. A eso se le llama rogar a dios y dar con el mazo al tiempo. La mixtura es impropia y rompe la buscada laicidad de las instituciones. Todos felices y contentos imponiendo sus creencias a todo quisque. Para algunos hechos existe, al parecer, la flexibilidad de la que tiene que hacer gala el poder, pero para otras se ha de ser completa y rigurosamente estrictos.

Por ejemplo, la entrega de medallas de la villa tuvo, por necesidad, que celebrarse estrictamente a las 19.00 horas del mismo día 29 y no a las 19.30, como solicitaron los representantes de IU y Podemos: por no retrasar el acto media hora no asistieron al acto los dos portavoces. La cuestión estribó en que ese par de ediles asistían en coincidencia horaria a la marcha LGTBIQ. Lo dicho, la flexibilidad tiene ideología. Y a los actuales mandamases se les nota a la legua el pelo de la dehesa. A estas alturas ya no debemos sorprendernos nada y menos por las prioridades del bipartito más tránsfuga que lleva los destinos de esta villa marinera.

Aquí nos preocupamos porque conviertan por la Semana Grande el paseo de Begoña en un parque temático hostelero plagado de puestos y terrazas, porque para esos asuntos del chigrerío ha tocado que brille la flexibilidad.

También ha sido agraciada por la suerte de la flexibilidad la entidad de la que depende la cultura ciudadana. La sucesión en la dirección de museos en la FMCyUP hemos descubierto que se trata de una cuestión hereditaria entre empleados de dicha institución, que tiene su relación de puestos de trabajo y su procedimiento de acceso. Curiosamente, la directora jubilada nombra sucesor y da por supuesto que el patronato acatará su decisión, como si sus integrantes no tuvieran voluntad. Que, por favor, la concejalía de Cultura no haga patio de Monipodio y atienda mejor a los procedimientos reglados para el acceso a los puestos de trabajo municipales y a los de sus fundaciones, empresas y patronatos dependientes. De lo contrario, nos llevaremos alguna que otra sorpresa. En este asunto, llama la atención, no ya el desparpajo de la recién jubilada sino el silencio de la parte social que no ha dicho ni pío. ¿En dónde están esos representantes sindicales tan reivindicativos y celosos para otros asuntos? Es un asunto por tantas cosas llamativo que no deja de sorprender.

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