Opinión

Gigantes o molinos

La pérdida del respeto a nuestro entorno humano y material

La llegada del verano y de las vacaciones o de las casi vacaciones para quienes tienen convocatorias extraordinarias, además del descanso y de la carga de baterías para el próximo curso, es también un tiempo de disfrute y en el que parece que todo tiene un ritmo distinto, más tranquilo.

Sin embargo, por distintas circunstancias y noticias de estos días, he estado pensando que cada vez es más difícil encontrar un resquicio de la máxima de que nuestros actos tienen consecuencias.

No hablo del "efecto mariposa", es más sencillo que eso, es una simple reflexión sobre la importancia que tienen las cosas que hacemos o decimos.

Tal vez, pensé tratando de buscar una explicación medianamente tranquilizadora, se deba a ese relax veraniego, a ese "dejarse llevar" propio de estos meses, pero me temo que esa no es la verdadera razón y que, en el fondo, lo que está detrás es una falta de asunción de responsabilidades y un "todo vale" que, desde mi punto de vista, es tremendamente peligroso.

Esto se ve en las aulas, desde Educación Infantil hasta la Universidad. La responsabilidad suena, en ocasiones, cono un eco lejano propio de otros tiempos.

Que conste que no lo digo solo por la gente más joven, creo que es algo que parece contagiarse de forma general y ese sutil " ¿qué más da?" está detrás de muchas actitudes, de muchas palabras y de muchas acciones.

Sí importa. A mis estudiantes les digo siempre que, cuando estén con los niños y niñas de sus clases serán unos de sus referentes fundamentales y eso conlleva tomar conciencia de que lo que hagamos servirá de ejemplo, para bien y para mal.

Si llegamos tarde, entenderán que no está mal hacerlo; si tratamos sin respeto, creerán que es un modo correcto de tratar a las demás personas y así podríamos seguir con un largo etcétera.

Trasladar esto a la sociedad es sencillo y más hoy en día en donde taparse tras una red social es el pan nuestro de cada día. Hemos perdido un poco el respeto a nuestro entorno humano y material y como diría Aute "va como va".

En cualquier caso, mantengo mi espíritu optimista y casi quijotesco. Tal vez todas estas cosas son molinos, pero alguien tiene que verlos como gigantes para combatirlos. Yo creo que la mejor lanza es la educación, así que habrá que seguir aunque después nos tengamos que poner bálsamo de Fierabrás.

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