Opinión

Universidad, conocimiento y business

El desarrollo de las instituciones privadas en nuestro país

Compartía ayer un café con un gran referente en el ámbito de las ciencias en este país. Catedrático, investigador e integrante del sistema público universitario. Esperando el avión para volver a Asturias, tras dos días conviviendo con enormes referentes de distintas disciplinas artísticas, científicas, sociales y empresariales, coincidíamos en lo difícil y complejo que resulta para quienes quieren investigar encontrar recursos y verdaderas oportunidades en España.

La conversación era amena. De esas que satisfacen a uno por todo lo que aprende y va descubriendo.

Tras casi 40 minutos hablando de las bondades de Asturias (uno siempre intenta vender la tierra chica allá donde va). Sin casi pensarlo y de manera muy natural, surgió un tema: el desarrollo de las universidades privadas en nuestro país.

Es un asunto que de manera sibilina lleva resonando en Gijón y Asturias a través de noticias, opiniones y declaraciones públicas. Un asunto que a uno le hace pensar e incomodarse. Está claro que si quienes tienen como objetivo ganar dinero creen que invertir en el desarrollo de una Universidad en nuestra ciudad les va a reportar beneficios, es por que así será. A corto, a medio o a largo plazo. No nos equivoquemos. Business is business.

Y Medicina y Enfermería están en el punto de mira. Sumemos a esto que Asturias tiene gran reputación en el ámbito de las ciencias de la salud, que hay un gran volumen de población que va a requerir de cuidados y que la mercantilización de la salud, de momento, no ha sido tan prolija por estas tierras.

Ahora bien. Esa oportunidad que ellos ven, que podemos entender que responde a una necesidad no cubierta (o varias), ¿por qué no la cubre el sistema universitario público?

Mi incomodidad no radica en el hecho de que surja una iniciativa privada que quiera iniciar una actividad. Mi miedo se fundamenta en como todo ese nuevo ecosistema que se pueda ir creando irá sustituyendo y mermando de capacidad y oportunidades a personas que tengan menos recursos. O como ese ecosistema se centrará en capitalizar al máximo la inversión, sin mayor retorno social que aquello que mejore su cuenta de resultados. Si su marketing empieza a reforzar esa infundada idea de que lo privado es mejor que lo público… asistiremos a una devaluación de un activo propiedad de todos y todas. Y eso irá abriendo una brecha entre quienes pueden pagar y quienes no.

La Universidad ha contribuido a la largo de la historia al desarrollo de nuestras sociedades. Su papel ha sido y es capital. Y lo ha sido por que su propósito respondía a un interés general, sustentando en el conocimiento. Ha sido lugar de debate, reflexión y construcción.

No podemos obviar que todo esfuerzo que podamos hacer para contribuir al desarrollo y acceso al conocimiento es la mejor inversión que existe. Pensemos bien en ello. ¿Qué hacemos?

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