Opinión

Lección maravillosa de Fernando Suárez

Tuvo un papel muy importante en la Transición y fue uno de los ponentes de la ley para la Reforma Política

Conocí a Fernando Suárez a través de mi marido, Sabino Fernández Campo. Eran muy amigos. Desde el primer momento fui consciente de su enorme valía: era coherente, respetuoso con las ideas de los demás, culto, gran conversador, y especialmente sensible a los temas sociales y laborales. Recuerdo el emotivo encuentro entre Fernando Suárez y Nicolás Redondo en los Cursos de la Granda, que de la mano de Teodoro López Cuesta se celebraban todos los veranos. Quienes presenciamos aquella reunión no pudimos evitar el recuerdo de lo sucedido hacía unos años, en 1985, cuando Fernando Suárez consiguió con sus argumentos ante la ley de Pensiones, que proponía el gobierno González, que Nicolás Redondo votara en contra. Había sido una lección maravillosa. Los dos, con ideologías distintas, en un momento dado, supieron ponerse de acuerdo para defender los intereses generales.

De la elocuencia parlamentaria de Suárez ha quedado constancia en sus diversas intervenciones. Sin duda su papel en la Transición ha sido importante, él fue uno de los ponentes de la ley para la Reforma Política.

De su calidad como amigo podría enumerar infinidad de detalles. Con disimulada coquetería sonreía cuando yo le comparaba por su aspecto físico con el actor italiano Vittorio Gassman, pero la verdad es que no andaba muy desencaminada, porque cuando presentó en Candás mi novela "La Hija de la Indiana", muchas de las asistentes manifestaron su admiración asegurando que de buena se pasarían toda la noche escuchándole y mirándole.

Querido Fernando te quedó una cosa pendiente ser pregonero de la Semana Santa de Candás, pero tu precioso soneto dedicado a la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní, publicado en nuestra revista, siempre permanecerá en nuestro corazón:

"Está en Getsemaní tan angustiado,

Apoyando en el suelo la cabeza,

Temiendo que le falte la entereza

Para aceptar el cáliz anunciado"

Hasta el último momento, Fernando has mantenido tu lucidez y has asumido el final como algo natural. Lo has hecho con una gran paz.

Querido Fernando, te has ido rodeado de la admiración y cariño de todos tus amigos, que nunca te olvidaremos.

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