Opinión

Escapadas al paraíso

El auge del turismo en Asturias

Durante este pasado puente del primero de mayo pude ver por Oviedo a cientos de familias foráneas disfrutando de nuestra Asturias. ¡Lo que han cambiado las cosas en pocos años! No solo recorren nuestra región entusiasmados, sino que la disfrutan desde cualquiera de sus ángulos. Lo del turismo debemos de tomarlo en serio y, en consecuencia, habrá que dar con el modelo correcto de futuro dado su carácter de motor de desarrollo. Una estrategia que nos permita identificar el perfil de turista que queremos para una Asturias como la nuestra, aquejada de múltiples heridas industriales.

Entre el AVE y las conexiones aéreas no sé si es exagerado señalar que, para tomar conciencia de tendencias, lo mejor es peregrinar a las alas, donde están esos territorios de madurez y despoblamiento demográficos. Hasta allí, llegan visitantes de fuerte poder adquisitivo y avezados a viajar. Sí, se están consolidando nuevas formas de moverse; oportunidades inspiradoras que brotan como si fueran líquenes abrazados a la naturaleza ante la presencia del oxígeno.

Sobremanera, no hay que perder de vista el turismo extranjero, –en el que fueron pioneros los británicos– y que está ya en cifras del 28% y creciendo. Tampoco deberíamos desaprovechar esa cantidad enorme de pequeños proyectos familiares que pueden ofrecer un trato hospitalario como en ningún otro sitio. Jaime García, el presidente de los Alojamientos Rurales de Asturias, reconoce que es éste un sector atomizado por nanoempresas, con más de un centenar de propietarios a los que hay que poner a punto también en su profesionalización para que les acompañe en ese mimo con el que atienden a sus negocios.

He tenido la suerte de conocer en el pueblo cangués de Posada de Rengos a Magdalena Álvarez, propietaria de una casa de aldea sostenible. Esta mujer recupera y pone en funcionamiento telares con los que da clases de tejido artesanal. A Magdalena le gusta interactuar con sus clientes porque entiende que, más allá de la visión comercial, su función primordial es influir en los que hasta allí llegan, sensibilizándoles sobre espacios naturales en los que, para ella, no caben los impactos negativos.

Quizás la cercanía a Muniellos le mantiene a Magdalena las neuronas permanentemente oxigenadas en un estado de clarividencia, dando así la razón a los que nos hablan de los bosques como un remedio terapéutico. Y es que te habla con tanta pasión y convencimiento, con tal incondicional sencillez, que no deja dudas sobre su honestidad y conocimiento. Cuando se le comenta algo sobre el turismo que viene, asegura que el visitante distingue mejor cada vez los destinos auténticos de los impostados.

Y es que nuestros visitantes serán los que calibren a qué cosas somos capaces de renunciar para ganarnos el futuro. Tendremos que poner en un lado del fiel de la balanza nuestra historia, arte, cultura, paisajes y en el otro extremo lo del refugio climático y las masificaciones. Y ahí, en el centro y bien sentados, habrá que echar una pensada sobre el camino a seguir para afrontar las próximas décadas. El Paraíso Natural que es Asturias está en juego y todos queremos que sea algo más que un rincón para escapadas.

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