Opinión | Solo será un minuto

Devuélvele la vida

Si las respuestas hacen daño es que las preguntas eran necesarias. Esenciales y, a veces, urgentes. No son muchas a lo largo de una vida por extensa e intensa que sea. Y no son producto de la felicidad o la estabilidad en su mayor parte sino de los bajonazos que se reciben mientras se intentan esquivar los estoques en la medida de lo posible.

Los interrogantes marcan territorio (hostil o amenazador, hay distintos grados de temperatura en zonas de inquietud) cuando las losas vienen mal dadas porque caen sobre ti o sobre los que dan sentido a tu vida. Vivir solo vale la pena si sirve para aprender o aprehender (personas, no cosas). Es decir, aprovechar el conocimiento que nos llega por la experiencia de quienes nos preceden y no perder el tiempo en chorradas vacías y yermas que cuestan mucho más de lo que valen. Y tratar de rodearte de gente que aporte y de la que no hay que apartarse. Poca, no hay que confundir la cantidad con la calidad salvo que pretendas engullir los días sin saborearlos, y es bueno tener claro que los sentimientos no se pueden canjear por intereses. Gente que cuando deja de estar permanece siempre contigo porque todo lo que vivisteis juntos es una forma de devolverles a la vida y de concederles el derecho a inspirarnos, la posibilidad de apoyarnos desde el recuerdo, y tal vez protegernos con los ecos de una memoria compartida. Gente que es ejemplo a seguir, modelo a imitar, guía que no te llevará por caminos equivocados y te ayudará a encontrar respuestas a esas preguntas que hacen daño porque son necesarias.

Esenciales.

A veces, urgentes.

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