Opinión

El RIDEA, una institución prestigiosa

Un organismo de alta raigambre en el ámbito cultural asturiano

Rebuscando en el baúl de lo que aportan las entidades culturales en activo, no resulta fácil encontrar en Asturias un ente autónomo de derecho público de la talla del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), dedicado a la averiguación y a propagar todo lo relacionado con nuestra erudición regional. Con esta reseña pretendo, a base de plantear algunas cuestiones, pormenorizar alguno de los intríngulis que adornan a esta organización modélica, y que la sociedad reconozca la extraordinaria labor que realiza poniendo el saber al alcance de la ciudadanía.

¿Cuál es su origen? Es relativamente reciente, pues vio la luz en el tránsito 1945-46 al amparo del Patronato José María Quadrado, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y desde su nacimiento –con la denominación primigenia de IDEA (Instituto de Estudios Asturianos)– contó con la colaboración de la élite intelectual del momento. En 1992 le fue concedido el título de Real, pasando a ser conocido su acrónimo como hoy se considera.

Aunque en sus comienzos ostentaba su presidencia la Diputación Provincial, en 1988 esta icónica institución pasó a depender de la Consejería de Educación y Cultura. Desde 1957 tiene su sede en la plaza de Porlier, ocupando parte del barroco palacio de Malleza-Toreno, lugar de nacimiento del afamado político José María Queipo de Llano (VII conde de Toreno).

¿Qué persigue el RIDEA? Según recoge la Ley 6/2022, de 29 de junio (BOPA núm. 131) se trata de una entidad pública que tiene como principal finalidad "la investigación, el fomento y la orientación de los trabajos y estudios que tiendan a conservar, elevar e incrementar el acervo científico, cultural y artístico del Principado de Asturias en todos sus aspectos y, de manera especial, en los más específicamente asturianos".

¿Cómo está estructurado? Lo conforman cuatro tipos de miembros, a saber: de número (elegidos por sufragio directo y gratificados con un título acreditativo y medalla académica), correspondientes (con diploma e insignia), eméritos (aquellos miembros de número que a partir de cierta edad cesan voluntariamente o por no vivir en Asturias) y de honor (distinción de carácter extraordinario).

Se rige por los siguientes órganos de gobierno: el Director, Consejo General (órgano colegiado compuesto por los miembros de número, con voz y voto, y por los miembros de honor, correspondientes y eméritos, con voz, pero sin voto), Junta Permanente (integrada por el Director, el Subdirector, los presidentes de las comisiones, directores de los Boletines y el Secretario) y la Secretaría General.

A lo anterior cabe añadir los centros de estudio e investigación, compuestos por: la biblioteca, hemeroteca y archivo, centro de publicaciones y centros de investigación científica y tecnológica. Es importante señalar que son muy extensas las publicaciones que realiza anualmente el RIDEA (monografías, guías, libros coordinados y boletines), erigiéndose en el máximo editor regional.

En la actualidad, funcionan cinco comisiones de trabajo: 1.ª Lingüística, Literatura y Tradiciones; 2.ª Historia, Geografía, Antropología, Folklores y Etnografía; 3.ª Artes, Arquitectura y Urbanismo; 4.ª Derecho, Ciencias Sociales y Económicas, y 5.ª Ciencias de la Naturaleza y Tecnología.

¿Quiénes fueron sus dirigentes? Los iniciales directores, con carácter nato, eran los rectores de la Universidad, inaugurando el cargo Sabino Álvarez-Gendín Blanco, al que siguieron Torcuato Fernández Miranda, Valentín Silva Melero, José Virgili Vinadé, José Caso González y Teodoro López-Cuesta Egocheaga. Ya en la etapa democrática, lo regentaron las siguientes figuras: Jesús Evaristo Casariego, Francisco Tuero Bertrand, José Luis Pérez de Castro, Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar y el presente hacedor, Ramón Rodríguez Álvarez.

Como botón de muestra de la importancia del Instituto, desde su creación han tenido vinculación con él eminentes personalidades: filólogos (Ramón Menéndez Pidal, Fritz Krüger, Emilio Alarcos Llorach), historiadores (Juan Uría Ríu, Claudio Sánchez Albornoz, José María Patac de las Traviesas), arqueólogos (Antonio Floriano, Helmut Schlunk), científicos (Severo Ochoa, Melquíades Cabal, Antonio García-Bellido), juristas (Ramón Prieto Bances), escritores (Ramón Pérez de Ayala), periodistas (Constantino Cabal, Manuel Fernández Avello), pintores (Evaristo Valle, Nicanor Piñole, Paulino Vicente), escultores (Víctor Hevia), etcétera.

¿Cuál es el mensaje conclusivo? El orgullo de poder contar con un organismo de tanto prestigio, eficaz y prolífico –que está a punto de cumplir los 80 años de existencia–, una especie de ventana abierta por la que entra aire fresco y que presta un incuestionable servicio social. ¡Una ejemplarizante casa de sapiencia de asturianía!

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