Opinión

La transversalidad

Un reto para mantener a pleno rendimiento tanto en las opiniones como en la vida

Aunque el magnetismo terrestre cambie periódicamente de dirección, vivimos desde hace varios miles de años con una verticalidad conocida que va de norte a sur y con una horizontalidad que circula de oeste a este. Así, al menos, lo representamos en el mapamundi. Los meridianos permiten, a partir de una decisión política, fijar el origen administrativo del día. Los paralelos marcan la latitud y precisan las diferencias climáticas temporales. En un libro delicioso ("La longitud", Anagrama, Barcelona, 1995), la divulgadora científica neoyorquina Dava Sobel, narra con gran precisión, las enormes dificultades que tuvieron que superarse para fijar el punto horario y la orientación, especialmente durante las travesías marítimas.

El cruce de lo vertical con lo horizontal permite fijar un punto en el plano, aunque nos faltaría la tercera dimensión para ubicarlo en el espacio y la cuarta para anotarlo en el espacio-tiempo de Einstein. Así se funciona en las citas por las calles de l´Eixample de Barcelona o, aún más fácil por las de Nueva York, en las que sólo hay que fijar unas coordenadas numéricas. Luego resulta más cómodo en la ciudad condal, donde las distancias en una u otra dirección son idénticas y no en la de los rascacielos, donde lo horizontal resulta más largo que lo vertical. Algo parecido ocurre con la transversalidad intelectual, donde los mundos científico y humanista no siempre transcurren en igualdad.

En la vida cotidiana, lo longitudinal acostumbra a situarse en el eje de las abscisas y se refiere habitualmente al tiempo, mientras que lo transversal está ocupado en las ordenadas, por las innumerables acciones que realizamos diariamente. Resulta difícil encontrar un libro de historia donde se narren de forma transversal, los diferentes acontecimientos sincrónicos que acontecen en el mundo. El catedrático de historia norteamericano John E. Wills (1936-2017) lo logra en un texto extraordinario ("1688 Una historia global", Taurus, Madrid, 2002), aunque con importantes defectos de traducción. El libro permite apreciar una panorámica universal simultánea, en un momento determinado de la historia, lo que lo convierte en una forma muy original de narrativa.

La transversalidad política pretende rechazar de igual forma las ideologías denominadas de izquierda o de derecha. En España hemos tenido ejemplos recientes de partidos que se autodenominaron "transversales", si bien los extremos clásicos permanecen en sus puestos habituales. Estas ideas han adoptado nombres diferentes en cada país o circunstancia, aunque la denominada "tercera vía" ha prevalecido como un ejemplo capaz de unir más adhesiones. En una gran mayoría de casos predomina un sincretismo cultural, con intentos de realizar una fusión de aspectos económicos y sociales que resulten novedosos.

Puede utilizarse también este concepto de transversalidad en el mundo de la educación, cuando se establece una conexión entre lo teórico y lo práctico, o entre lo científico y técnico con lo humanístico. En algunas profesiones como la medicina creo que esta visión transversal es fundamental. Nadie puede permitirse practicarla sin un amplio conocimiento del ser humano, con toda la complejidad de conocimientos y procedimientos, a los que ahora denominamos competencias, y que han modificado sensiblemente el modelo de aprendizaje. En cualquier caso, es esencial no perder nunca la orientación si queremos llegar a puerto.

El pianista y compositor argentino Carlos Guastavino (1912-2000), fue un buen ejemplo de transversalidad, ya que era, a su vez, ingeniero químico. Lo recordamos ahora, ya que musicó, en el mismo año de su publicación (1941), el texto del poeta español Rafael Alberti (1902-1999). "Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al Norte, fue al Sur…". Efectivamente, la paloma se equivocó muchas veces, no era transversal y perdió el rumbo, pero persiste en su vuelo y sobrevive a las adversidades e incluso sustenta el símbolo de la paz. Esta composición ha sido interpretada por numerosos solistas, alguno muy popular y famoso (entre ellos, Joan Manuel Serrat, recientemente galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Artes), pero no me resisto a recomendarles una versión que me resulta muy cercana. La interpretación corre a cargo de la soprano colombiana Patricia Caicedo, especializada en este tipo de composiciones. Al piano, un brillante intérprete, Pau Casan (en mi opinión un excelente músico y pianista, aunque me mueva la pasión): https://www.youtube.com/watch?v=02vWIIE-3Q8

Conservar siempre activa la orientación es de gran ayuda. Saber dónde está el norte es fundamental y buscar la transversalidad, en las opiniones y en la vida, todo un reto, que deberíamos mantener también a pleno rendimiento.

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