Opinión

La exquisita sencillez de Kadaré

Una selección de obras para un reconocimiento póstumo al autor albanés recién fallecido

Ismaíl Kadaré es el escritor albanés que más ha destacado en nuestro país, quizá, en las últimas décadas, con un merecido reconocimiento en varios países europeos, que le llevó a estar entre los nominados al Nobel y a recibir el Premio "Princesa de Asturias" de de Literatura en 2009. En España consiguió la edición de más de una veintena de novelas, desde que en 1978 publicó la primera de ellas –llevada al cine luego– con el título de "El general del ejército muerto".

Nacido en 1936 al sur de la pequeña nación mediterránea y balcánica, de Albania en la ciudad de Girokaster –donde falleció, a los 88 años, el pasado día 1 de julio– estudió filosofía en Tirana y, después de algunas actividades como escritor, se traslada a ampliar estudios en el Instituto Gorki de Moscú, hasta que en 1960 tiene que regresar a su país, tras la ruptura de relaciones políticas de ese país con la Unión Soviética. En Albania permaneció hasta poco tiempo antes de la caída del férreo régimen comunista, momento en que se autoexilió en París, donde siguió residiendo hasta, aunque volvía su tierra ocasionalmente.

Ha sido un escritor prolífico, que recrea dos aspectos de la realidad albanesa: su historia, tanto en las épocas de dominio del Imperio Turco como la época de servidumbres políticas de la URSS y China, y las tradiciones balcánicas, llenas de exotismo, magia y arraigo nacional, con sus referencias a la mitología griega y a los cantos épicos homéricos.

La prosa de Kadaré es de gran calidad, con un estilo expresivo, repleto de matices poéticos, caracterizado por una exquisita sencillez. Plantea temas apasionantes, en los que la esperanza en los valores del pueblo albanés llega a fascinar, al conseguir imágenes brillantemente contrastadas de sugestivos paisajes geográficos, sociales y humanos. Elabora, con una bella y escueta simplicidad, personajes sólidos y convincentes, y diálogos de intensa carga dramática. Busca los símbolos, utiliza la analogía, los juegos semánticos y con frecuencia plantea el discurso narrativo en la sugestiva frontera de lo real y lo onírico mágico.

En el 2001 comenzó a publicarse, además, en formato de bolsillo, con una colección de novelas suyas que ya se habían estrenado años atrás en diversas en ediciones menos económicas. Algunas que se pueden ver en las estanterías son: "Abril quebrado" (Ed. Alianza, 2001): A principios del s. XX en las altiplanicies de la Meseta de la Muerte, al norte de Albania, se desarrolla una historia de Kanun, código ancestral de venganza mortal sobre algún miembro del clan familiar que haya iniciado la ofensa con una muerte anterior. Mientras tanto un literato capitalino, apasionado por esas tradiciones montañesas, hace su viaje nupcial por aquella tierra y las miradas de su mujer y el protagonista vengador se entrecruzan en esos momentos tan significados.

"El año negro" (Ed. Alianza). El año 1914 en Albania, recién inaugurada su independencia, es un caos político con algunos ejércitos de países occidentales en su territorio, un rey extranjero impuesto, varias facciones de musulmanes y diversas bandas de voluntarios nacionalistas yendo y viniendo, sin saber qué determinación tomar.... Mientras, un cometa de mal augurio cruza el cielo del país mediterráneo... La novela se perfila a través de elementos simbólicos, realistas, irónicos... Es una novela dramática, gris, nada alegre, aunque en el fondo esperanzada. Y sin que pueda calificarse entre las mejores de Kadaré, no deja de ser valiosa e interesante...

"El nicho de la vergüenza" (Ed. Alianza). El nicho de la vergüenza exhibe en la gran plaza de la capital del Imperio Turco, las cabezas cortadas de los enemigos del estado. A principios del s. XIX son varias las cabezas de generales que no han conseguido vencer al pachá albanés Alí, en rebeldía contra el sultán. Un alto funcionario viaja por las tierras balcánicas transportando uno de estos patéticos trofeos...

"El expediente H" (Ed. Alianza). Dos irlandeses llegan, en 1935, a una pequeña localidad del norte de Albania, con la idea de investigar, mediante grabaciones, los cantos de los últimos rapsodas ambulantes... El subprefecto cree que son espías y su mujer, aburrida en la pequeña vida de aquel apartado lugar, prefiere el galanteo mundano.

Otras novelas en esta misma línea, que me atrevo a recomendar como interesantes, de lectura directa y del todo comprensible pueden ser: "Los tambores de la lluvia" (Ed. Destino, 1988), "El firmán de la ceguera" (Ed. Anaya-Muchnik, 1994), "Abril quebrado" (Ed. Muchnik, 1990), "Noviembre de una capital" (Ed. Metáfora, 2000)…..Varios de ellos están reeditados más recientemente.

Los últimos años ha escrito varias novelas con otro estilo y fondo, complicadas, difíciles, de sutiles y políticos temas, que poco se pueden parangonar con las referidas, al menos desde un punto de vista del lector mayoritario.

Se da la circunstancia de que el traductor al español de casi toda su obra ha sido Ramón Sánchez Lizarralde, vallisoletano que vivía aquí en Asturias, en Sobrescobio, hasta su fallecimiento en 2011 y que llegó a conseguir el Premio Nacional de Traducción en 1993. Él presentó a Kadaré en una repleta, numerosa y esperada charla-coloquio en el Campus del Milán, cuando vino a recibir el premio "Princesa de Asturias".

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