Opinión

España

La victoria en la Eurocopa

Lo han hecho. Nico Williams y Lamine Yamal han liderado la selección masculina de fútbol que ha logrado la cuarta Eurocopa en Alemania. Se pueden hacer muchas lecturas de esta victoria. La primera y principal tiene que ser deportiva. Estamos ante una nueva generación de futbolistas que puede aspirar a emular lo que hicieron Iniesta, Casillas, Piqué, Xavi, Puyol, Ramos, Alonso o Silva.

Una novedad: la mayoría juegan en otras ligas europeas que no son la española y los que lo hacen en casa se concentran en cuatro equipos (Real Sociedad, Real Madrid, Athletic y Barça). Como pasa en otros campos, el espacio natural de desarrollo del talento español es Europa y ello no debemos verlo como una fatalidad sino como un signo de los tiempos. Posiblemente, esos chicos no hubieran desarrollado tanto su talento encerrados en un mercado autárquico como el que le gustaría a los populismos de derecha o de izquierda.

La segunda consideración también debe ser deportiva. Luis de la Fuente ha sabido evolucionar el estilo de la Roja, con un juego tradicional por los extremos, gracias al talento de Williams y Yamal, que no es el tiki-taka sino mucho más directo pero que ha resultado imbatible frente a la mera fuerza física y el individualismo que se lleva ahora en media Europa.

También hay una lectura política. La España de hoy en todos los ámbitos no puede basarse en otra cosa que en la diversidad. El deporte sigue siendo uno de los primeros ascensores sociales que encuentran los que llegan de fuera. No puede ser el único ni mucho menos el principal, pero puede y debe servir de rompehielos contra los prejuicios de algunos que se resisten a dar la plena españolidad a quienes no acumulan generaciones y generaciones de antepasados autóctonos. Si se la dan cuando logran títulos deportivos, no se la pueden negar en otros campos. El fútbol no es la solución, pero sí el abrelatas.