Opinión

Sobre el Juzgado de Cangas de Onís

Hay que retomar el proyecto de construir un nuevo edificio, moderno y funcional en la vieja capital del Reino

Aprovechando que este 26 de abril se rindió en Cangas de Onís un homenaje al que fuera el primer presidente del Tribunal Supremo de España, el jurista, escritor y académico Ramón de Posada y Soto (Onao, 1746), contando con la presencia del presidente del Tribunal Supremo, Francisco Marín, y el presidente de la Real Academia Asturiana de Jurisprudencia, Leopoldo Tolivar, entre otras autoridades y personalidades –entre las que destaco al ex presidente del Principado de Asturias, Pedro de Silva-, me gustaría recordar una histórica reivindicación que afecta de lleno al mundo de la Judicatura: el otrora Palacio de Justicia, que en su día fue Audiencia Provincial, proyectado por el arquitecto donostiarra Javier Aguirre Iturralde, el mismo que se encargó del proyecto de la antaño cárcel del Partido Judicial.

Me preocupa una barbaridad, desde hace años, que el Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción de Cangas de Onís no tenga una nueva ubicación adaptada al actual siglo. No hace mucho tiempo los grupos políticos con representación en el Ayuntamiento unieron fuerzas defendiendo la ultranza el mantenimiento del Partido Judicial, echando abajo las pretensiones manejadas por el Ministerio de Justicia en cuanto la supuesta supresión del Juzgado cangués. Allá por el año 2007, en tiempos de Alfredo García Álvarez como alcalde, estaba en candelero la construcción de un nuevo Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción en una parcela de la Vega de Contranquil, cerca de la estación de autobuses y de la rotonda de circunvalación de la ciudad. Tan sólo restaba formalizar el acuerdo de cesión al Principado de los terrenos, inmersos en el desarrollo urbanístico de la ería de Contranquíl.

Los años, lustros e incluso décadas van transcurriendo, pero tampoco acaba de salir adelante aquel proyecto –salvo que haya quedado extraviado en algún cajón de la Consejería de turno-, ni mucho menos otras alternativas. Parece, y no me cansaré de recordarlo, que la sintonía política tiene bastante culpa de que unos concejos logren lo que persiguen y otros –de distinto signo- deban aguardar a la cola, como sería el caso concreto de Cangas de Onís. A los hechos me remito, pues, desde el 2007 ha llovido un trecho hasta llegar a las puertas del presente ejercicio 2024. Y el asunto, salvo que alguien me saque de dudas, sigue aletargado. Todo esto me vino a la memoria este mediodía, en el vetusto Palacio de Justicia (Casa Consistorial), coincidiendo con ese homenaje póstumo al ilustre cangués. Allí, entre los invitados al acto, estaban tres ex regidores de Cangas: María del Pilar Díaz Junco, Alfredo García Álvarez y Miguel Ángel Villoria Noriega; en tanto, presidía el acto el actual alcalde José Manuel González Castro.

La historia del Juzgado de Cangas de Onís se remonta al año 1.882, aprobada por el Real Decreto de 14 de octubre, por el que se crearon noventa y cinco Audiencias de lo Criminal. Tres de ellas se instalaron en Asturias, de las cuales una sería en Cangas de Onís para los Juzgados de Cangas, Piloña, Llanes, Villaviciosa y Pola de Laviana. Una década más tarde, en el ejercicio 1892, a causa de dificultades económicas, llevaron a la supresión de todas aquellas Audiencias de lo Criminal no situadas en capitales de provincia, es decir, se eliminaron cuarenta y seis. Creo que no hace falta agregar nada más para recordar la tremenda importancia de la vieja Cánicas en el panorama judicial de la comunidad autónoma.

Ramón de Posada y Soto, primer presidente del Tribunal Supremo, Licenciado en Derecho, ocupó la secretaría del claustro de la Universidad de Valladolid y fue miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Ingresó en la carrera judicial, fue nombrado fiscal de Real Hacienda de la Audiencia de México y más tarde fiscal de negocios en el Consejo Superior de Indias. En 1812 las Cortes le nombraron presidente del recién creado Tribunal Supremo, cargo que ocupó dos años hasta su supresión al restaurarse el absolutismo. Cangas de Onís, con ese homenaje, rindió tributo a un vecino que forma parte de la historia de este país.

Dicho todo esto, sin ánimo de levantar polvareda, ni mucho menos crear absurdas polémicas, creo que va siendo hora de coger el toro por los cuernos -la clase politica dirigente- e intentar buscar una solución consensuada para que la ciudad de Cangas de Onís disponga de un nuevo Juzgado, de planta nueva, dotado de todo tipo de servicios, moderno y funcional. Insisto, ha llegado el momento de aportar por los terrenos idóneos para construir ese equipamiento de gran importancia en la vieja capital del Reino de Asturias y, por extensión, del suroriente. No hay que marear mucho más la perdiz. Sobran palabras, hacen falta hechos. Ahora o nunca. A ser posible en la ería de Contranquíl.