Opinión

Elías, del Jornu, última singladura

El adiós a un hostelero emblemático de Pancar (Llanes)

El Jornu fue un exitoso restaurante familiar de Pancar, a un paseo de Llanes. Elías Rodríguez y Petri Noriega levantaron, en dicho pueblo llanisco, un establecimiento, que inició su andadura como tasca, para degustar estupendas y originales tortillas y cerró sus puertas siendo un establecimiento recomendado por la Guía Michelin. Cimentado y enraizado en el llagar que Marcos, el padre de Petri, tenía en dicho pueblo, heredó también su clientela. Paco Maya, El Chapa y Hueso fueron distinguidos y leales clientes de ambos negocios. 

Del Jornu, recordar su arroz con almejas, fritos de pixín o  sorropotún de bonito –una marmita espectacular– me hace "naguar", aun hoy. Petri, en la cocina, y Elías navegando, entre pucheros, mesas y clientes, formaron un tándem tan perfecto que, su obra, sigue aún viva en el imaginario de sus antiguos clientes. Igual que Elías, aunque nos haya dejado ayer. 

Nos conocimos como adversarios políticos hace casi cuatro décadas. Él defendiendo el CDS de Suárez y yo al PSOE. Empezamos a colaborar en lo local, con la junta vecinal de Pancar, reuniéndonos con El Toru, Domingo y Monchu. Él apoyando todas las mejoras que demandaban, yo, como alcalde, estableciendo prioridades. De aquellas reuniones salió la idea de la senda fluvial que une El Cuetu de Llanes con el lavadero de Candi, en Pancar. Solo Monchu, en aquellos momentos alcalde pedáneo, y yo, quedamos para atestiguarlo.

Después nos unió la TAGCA, en la que fraguamos una sincera y duradera amistad. Fue una tertulia viva, chispeante y duradera. A lo largo de casi tres décadas nos convocó a comer, en El Jornu, cada viernes del año. Y pocos eran los que faltaban. Con Pepillo, quien la bautizó y al que llamábamos El Quillo, Pedro Bada, Fino el de la Poza, Julio Tamés, Paco el maderista, Juan Luis, Reyes, Julio Álvarez, José Ramón, Chucho Álvarez, Nacho Torre y el gran Chemo, de la SER, compartimos, Elías y yo, un buen número de comidas y otro, no menor, de partidas de mus o subasta.

Podía jugar tranquilamente porque, como buen marino, supo componer siempre buenas tripulaciones. Para la cocina y el comedor. En la primera acompañaron a Petri: Mari Paz, Conchi, Tina y Mari. En el segundo atendieron, con profesionalidad y diligencia: Pili, Toyi, Ramonín Salero, Rocío, Fernando Patiño, Marta, Manolita, Joaquín, Lucía y Duda.

Todas y todos contribuyeron, también, a convertir El Jornu en uno de los grandes emblemas gastronómicos del Llanes de finales del siglo anterior y primeros años del actual. Petri puso sabiduría, solar y tradición local. Elías, que había recorrido los siete mares y alguno más, el tratamiento del pescao al modo marinero, un carácter reivindicativo que conformó como sindicalista y una amplia perspectiva que maduró entre su cántabra La Revilla natal y Ushuaia, en la Tierra de Fuego argentina, en la que atracó reiteradamente. 

Narrador apasionado, generoso sin reparos y discutidor vocacional no era fácil llevarle la contraria. Sobre todo si era con argumentos antimadridistas. El Real Madrid y la Champions constituían para él una obligación casi religiosa.

Ahora, que por fin descansa, después de años de enfermedad y sufrimiento, estoy seguro, que intentará ver, aunque sea por una rendija, la final de mañana sábado contra el Dortmund.

Que la tierra te sea leve, viejo y querido amigo. Seguiste con aprovechamiento las enseñanzas de  Mark Twain: "Dentro de veinte años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste. Así que suelta amarras, navega lejos de la seguridad del puerto, coge los vientos alisios. Explora, sueña, descubre". 

Lo que aprendiste en esas singladuras, a lo largo del mundo, son la mejor herencia que dejas a Petri y Elías. Para ellos mi admiración por cómo te atendieron, estos difíciles últimos años, y mis condolencias más sinceras.

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