Opinión | Crítica

Fados y versos bilingües en Bueño

Siempre había pensado que el fado, cuando se canta con un tono de voz y un volumen altos no era fado, o al menos no era un buen fado, hasta esta tarde-noche de Bueño en la que tuvimos la enorme suerte de oír el repertorio que la fadista Yola Dinis trajo a la placita de los hórreos de Bueño, en un atardecer que se hizo noche con un clima estupendo de este verano que va terminando.

Fados y versos bilingües en Bueño

Fados y versos bilingües en Bueño / Ángel García Prieto

Yola Dinis es una fadista de raza, que nació en Coimbra y se crió en Enxofaes, una pequeña localidad cercana, hasta que se fue a vivir a Lisboa a los dieciséis años, para continuar cantando en diversas casas de fados y otros espectáculos fadistas de la capital portuguesa.

Yola Dinis comenzó cantando varios fados-canción alegres y pintureros, como "Júlia florista", "Senhora de Nazaré", "Ó Júlia", "Rua do Capelão", "É noite na Mouraria" y la "Marcha de Santo António" y yo empecé a dudar de mi prejuicio. Pero en su segunda tanda de fados, todos nos dimos perfecta cuenta que allí había un fado bueno, muy bueno, inmenso y emocionante, cantado con toda la potencia de voz de una mezzo-soprano, fadista hasta los tuétanos que encandiló y consiguió los aplausos y vítores de todo el concurrido auditorio entusiasmado. El fado "aconteció", "aconteceu", como dicen los fadistas.

En medio de estas dos actuaciones hubo dos tandas de poemas leídos y aplaudidos; cortos, existenciales, realistas e intensos, en español y asturiano, que corrió a cargo de la prolífica y conocida escritora y poeta Esther García López, acompañada por el chelista leonés Diego Alonso García.

Le siguió una "guitarrada", actuación solo musical del guitarra portuguesa Bruno Chaveiro y el viola João Domingos, con tres temas, uno de los cuales "Variaçoes" de Custodio Castelo - un grandísimo guitarra de Almeirim, en el Ribatejo - fue verdaderamente de antología y que enardeció al público, puesto de pie con vítores.

Tras otra lectura de poemas, el final fadista, acabó con el famoso "Maria Lisboa" que el público acompañó con las palmas y puesto de pie. Nos fuimos como casi siempre, con el corazón esponjado y la saudade - la nostalgia esperanzada - de la X edición del año que viene.