Opinión | paraíso capital

Ponte transcribe la tradición oral

"Intrigas provincianas y otros entretenimientos" es la propuesta del periodista gallego que recoge su talento como narrador de secretos y leyendas

José Manuel Ponte, a la izquierda, y Javier Cuervo. | Irma Collín

José Manuel Ponte, a la izquierda, y Javier Cuervo. | Irma Collín / Gonzalo García-Conde

La segunda jornada de actividades de LibrOviedo, la feria del libro de la heroica Vetusta, en su trigésima edición de vida, contaba con la presencia de los superventas policiacos Mikel Santiago y Alejandro Gallo, en conversación con el director de la Semana Negra, Miguel Barrero. Un lleno memorable para el aforo de la plaza de Trascorrales que atrajo incluso la atención del cazador de autógrafos Ander Azcárate.

Pero justo a continuación, sobre el mismo escenario y con un ramillete de asistentes no tan numeroso, pero sí muy afortunado, tuvimos ocasión de disfrutar de las aventuras de José Manuel Ponte, un histórico de la prensa local, y nacional, con la complicidad del periodista de esta casa Javier Cuervo. Introducidos ambos por la organizadora del evento, la agitadora cultural Yolanda Lobo, en un acto que ella misma aventuró como entrañable, Cuervo fue el encargado de dibujar un meticuloso perfil profesional y personal del protagonista. Sus méritos como redactor jefe de LA NUEVA ESPAÑA y columnista de Prensa Ibérica, grupo que edita este diario, su paso por el Insalud y por la administración gallega. Pero, sobre todo, su talento como narrador oral de intimidades, secretos y leyendas que permanecen vivas, contadas de boca a oreja, en las tertulias y los mentideros ovetenses sin perder actualidad. Algunas de estas constituyen el grueso de su nuevo libro: "Intrigas provincianas y otros entretenimientos".

La aparente fragilidad que Ponte, a punto de cumplir ochenta y dos años y apoyándose en una muleta, pudiese transmitir en su subida al escenario (ya que recientemente ha abordado varias reconstrucciones de sus estructuras óseas) se disipó en el mismo momento en el que empezó a hablar. Su tono de voz transmite total seguridad en el criterio propio, un sentido del humor afilado, memoria prodigiosa y experiencia vital. Esa fue la fórmula mágica para hablar sin reparos tanto de su gusto intelectual por la tauromaquia como de los republicanos de derechas, sin dejar de indignarse, aun hoy, por el secuestro policial que inopinadamente sufrió en el tardofranquismo. También sobre ciertas madrugadas compartidas con Julio Puente y otros amigos en las que, haciéndose pasar por un empresario gallego que les había confiado su correspondencia, habían iniciado una escalada de lenguaje ostentoso con un Luis María Ansón que no sabía del engaño, con la única finalidad de pasar muy buenos ratos a su costa.

Sobre "Intrigas provincianas y otros entretenimientos", Cuervo y Ponte coincidieron en que era de género difícil de acotar. Una gamberrada literaria, apuntó el autor, mientras Cuervo lo definía como un libro que son muchos libros, y que tiene el súper poder de poder ser leído de manera desordenada sin tener que ceñirse a un orden establecido. Una ejercicio literario y editorial que le han pedido sus hijos, Jacobo y Laura, para no perder los detalles de la memoria. Pero donde no lo ha contado todo porque "si os lo cuento, os podría comprometer", afirmó entre carcajadas. Sin embargo, no dudó en mostrar su preocupación por la ausencia de sentido crítico en la sociedad actual, sobre el poder de los bulos y el desprestigio de la vida política e instituciones como la banca y la prensa.

El acto concluyó con la revelación algunos datos de las primeras páginas del libro. Arranca hablando sobre las felaciones, costumbre sobre la que, al parecer, José Manuel Ponte se posiciona "a favor", pero de una manera humilde y cordial. También coincidieron en que es una lectura válida para ser compartida por cinco amigos a la vez. Y claro, con ingredientes tan inquietantes, a ver quién se resiste ahora a comprarlo.

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