Opinión | Crítica / Música

La gran noche del fado

La sugerente propuesta de Camané y la OSPA cosecha un gran éxito en el concierto extraordinario de San Xuan

Como es habitual desde hace unos años, la OSPA diseñó, con motivo de la celebración del día de San Juan, un programa diferente, alejado de los convencionalismos de la sala de conciertos, pero repleto de atractivo, que suponía la primera colaboración entre la orquesta asturiana y el cantante de fado Camané, sin duda uno de los más importantes del género. Para redondear el espectáculo, un gran juego de luces y amplificación que potenció la expresividad del fado y convenció a unos asistentes que terminarían la velada en pie.

Camané hizo gala de una voz bien timbrada, envolvente, que fue sumiendo al Auditorio en un viaje hacia la vecina Portugal. La sugerente prosodia que exhibió, recreándose acertadamente en todos los juegos sonoros que ofrece la lengua lusa, fue un ejemplo de elegancia y refinamiento, como se pudo apreciar en "Luz de Lisboa" o en "Chega-se a este punto".

La confianza y experiencia que posee en su trío también quedó de manifiesto en las piezas que interpretaron en solitario, como "Fado sagitário" o "Quadras", donde la sonoridad particular de la guitarra portuguesa y la precisión del contrabajo en los ostinatos rítmicos cimentaron una ejecución muy atractiva y seductora.

Pero también la orquesta jugó un papel esencial en el éxito de Camané. Nuno Coelho no tenía una labor sencilla pues la amplificación, quizá excesiva, obligaba al director de la OSPA a regular cada intensidad de forma concisa. No obstante, tras algunos compases de duda al inicio, el maestro portugués supo contener a la formación sinfónica sin renunciar a unos pasajes, repletos de lirismo, para arropar al solista. Destacamos algunos arreglos especialmente acertados, como "Porque me olhas assim", donde el piano, el oboe y los principales de cuerda generaron una atmósfera intimista, de gran nostalgia y efectismo.

Este recorrido a través de la canción portuguesa fluctuó entre algunos de los fados tradicionales más antiguos (como "Quando o fado acontece" y "Triste sorte") pasando por compositores que han tenido especial relevancia en la carrera de Camané, como José Mário Branco y por emociones diversas, desde la tristeza más absoluta de "Abandono" hasta la vitalidad y alegría de algunas piezas como "A correr" –cuya velocidad no impidió a los músicos ir ajustados en todo momento– o "Dança de volta".

En vista del éxito artístico y del agradecimiento que el público tributó al excelente artista, es de suponer que no sea la última colaboración entre los músicos, máxime con una despedida tan elocuente como la propina "Havemos de nos ver outra vez", con la que Camané puso en pie al público ovetense.