Opinión

Sancti Salvatoris in Corneliana: La banda sonora del milenario del monasterio de Cornellana

Un momento del estreno de la cantata.

Un momento del estreno de la cantata. / T. Cascudo

Toda obra maestra del cine que se precie, además de ser una buena película, ha de tener una banda sonora original que la respalde, una melodía por la que todos la recordemos al escuchar sus acordes. Y si la película que narra la historia de los 1000 primeros años de vida Monasterio de Cornellana es la celebración del Milenario, la cantata “Sancti Salvatoris in Corneliana”, compuesta por Guillermo Martínez, es la música que la acompañará para el recuerdo, su “Banda Sonora Original”.

Al escuchar esa composición, podríamos imaginarnos a grandes figuras del séptimo arte interpretando a los personajes que protagonizaron este amplio periodo de tiempo como si de una gran superproducción de Hollywood se tratase. Por ejemplo, en ella podríamos ver a Joan Crawford en el papel de la infanta Cristina, y a Peter O’Toole y Katharine Hepburn como sus padres, los reyes Bermudo II y Velasquita. A Charlton Heston como el Conde Suero Vermúdez y a Sophía Loren como su mujer Enderquina. A Sean Connery y su joven aprendiz Christian Slater cual monjes de la orden Cluny… todo un elenco de estrellas para relatar una gran historia.

Pero además de sus personajes, escenas y director, ¿quién no recuerda la banda sonora de “La misión”, “El Padrino” o “Gladiator”? Y es que como comenzaba este texto, una sublime banda sonora es la que convierte a una excelente película en obra maestra recordada por siempre.En nuestro caso, al carecer de imágenes visuales, de escenas, o situaciones diversas, solamente tenemos la música, que nos ayudó a crear una atmósfera adecuada para que la imaginación hiciera el resto.

Y es que la Cantata nos introduce en este largometraje cuyas localizaciones se sitúan en el valle del Nonaya y el Narcea. Desde el primero de sus fotogramas, narrando el texto fundacional del monasterio por parte de la infanta Cristina Vermúdez, acompañando después a los monjes enclaustrados en sus rezos procesionando a nuestro lado. Galopamos posteriormente junto al Conde Suero en sus enfrentamientos territoriales para reconstruir el reino, nos adentra en la épica medieval de luces y sombras, de avances y calamidades, e incluso nos viste con ropajes del siglo XVIII para escuchar atentamente las palabras de Jovellanos, o expulsar con bravura a las tropas napoleónicas que invadieron nuestro valle en la Guerra de la Independencia. Esa es la épica que transmite el “Sancti Salvatoris in Cornelliana”.

Durante el transcurso de la composición mi vello no dejó de erizarse. En un marco incomparable como es la imponente iglesia de San Salvador de Cornellana con su perfecta acústica que nada tiene que envidiar a cualquier anfiteatro o estudio de grabación. Para encuentros como este, el sonido que rebota en sus altos muros, hacía sentir que cada nota, cada acorde, calaba en la piel, y que las voces de los coros te llevaban a un estado de éxtasis sonoro. Como fotógrafo aficionado me hubiera gustado capturar cada gesto de brío en las sopranos, la reacción del público asistente a las emociones que les podía producir cada parte de la Cantata, el esfuerzo de los músicos en conseguir la perfección, pero era ocasión de dejar la cámara descansar, hasta incluso cerrar los ojos y sentir hasta la última vibración rítmica.

La gran multitud allí presente, una vez cesó el movimiento de la batuta por parte del director Joaquín Valdeón, se puso en pie para aplaudir fervientemente a todos los integrantes de ese gran conjunto musical formado por músicos y voces de tanta valía. Desde luego, no sería mala idea la edición de un CD/DVD para que los interesados podamos disfrutar una y otra vez de esa sensación de placer y emoción al escuchar todo ese derroche musical y lírico, y que quede archivado para la posteridad como el gran acontecimiento que fue.

Fue un éxito absoluto de asistencia con alrededor de medio millar de asistentes, tanto que hubo gente que se quedó de pie, o en el peor de los casos tuvo que irse al completarse el aforo máximo. Ante este hecho podemos evaluar que el Monasterio de Cornellana bien puede absorber parte de la agenda cultural de Asturias y descentralizar un poco estos actos que parecen limitados a las grandes ciudades asturianas, ya que tanto se aboga por dar vida a las zonas en riesgo de despoblación.

Gracias a todas las personas e instituciones responsables de que este histórico acto haya podido llevarse a cabo en el lujoso marco que es el Milenario del Monasterio de Cornellana.