Opinión | Velando el fuego

Niveles de navegación

Sobre el posicionamiento político de Kylian Mbappé y los debates públicos

Conocer bien las estructuras de navegación ha sido desde siempre un objetivo prioritario del poder. Por lo común, frente al mar abierto han mostrado sus preferencias por un modelo de distintos niveles, más fácil de manejar para sus intereses. De ahí que la configuración de procesos grupales, haciendo interaccionar de manera distinta a los individuos y sectores que conforman una sociedad, haya sido una constante a lo largo de todos los tiempos. Su objetivo es establecer y reajustar patrones de conducta que, por lo común, obedece a inclinaciones particulares.

Ha bastado que el futbolista francés Kylian Mbappé hiciera unas declaraciones en las que pedía que no se votase a la extrema derecha, para que, de inmediato, se abrieran todas las compuertas. Sus palabras iban dirigidas a todos, en especial a los jóvenes, y pedían una identificación con los valores del país: "creo en la mezcla, la tolerancia y el respeto" y, al mismo tiempo, eran una advertencia clara de cuál debe ser el papel de los deportistas en la sociedad: "somos ciudadanos ante todo".

A pesar de que hubo otras voces que remaban en el mismo sentido: Ousmane Dembelé o Marcus Thuram fueron algunas, de inmediato, una gran mayoría se apresuraron a detectar grietas en la presa: "Los futbolistas (amplíese a los deportistas) no tienen que opinar sobre política; lo suyo es dedicarse a jugar". Y frases por el mismo estilo. Lo que refleja el concepto que interesa trasmitir a la sociedad: los deportistas de élite forman parte de una misma galaxia que orbita en torno a un eje bien definido y, por tanto, sobran los comentarios que puedan alejarlo de su centro de gravedad.

El resultado del debate que se ha producido es un síntoma más de la debilidad estructural que padecemos. Puestos a buscarle alguna comparación, podríamos ver su reflejo en la separación de mezclas que se producen en los procesos químicos, sobre todo en la imantación, donde la separación de sólidos se consigue a través de un imán. No hace falta arrugar mucho la frente para comprobar que el dinero es el mejor imán para desunir el engrudo ciudadano.

Frente a las palabras simples, por reduccionistas, del portero internacional Unai Simón y de tantos otros atraídos por el mismo campo magnético: "De lo único que deberían hablar (los futbolistas) es de temas deportivos", la historia nos demuestra que hubo otros ejemplos, algunos de primera línea, como fueron –entre algunos más que se podrían citar– el brasileño Sócrates, que en los partidos de Brasil era frecuente que luciera una cinta en el pelo con lemas reivindicativo tales como "Hambre No", "Democracia", "Justicia para los pobres"…; o el alemán Paul Breitner, jugador del Real Madrid, que en los estertores del franquismo apoyó una huelga de los trabajadores de la ya desaparecida "Standard"; o, son ir más lejos, en la actualidad Borja Iglesias, que siempre demuestra su compromiso con la causas justas.

Que la política está en todas partes y en cada momento no necesitaría de mayores comentarios. Salir de la burbuja ha sido la intención de Mbappé en esta coyuntura, a la espera de lo que ocurra en la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas, con un auge de la extrema derecha, que, además de no respetar los derechos humanos, aumentaría aún más las desigualdades (haría aún más rico al 10% más rico de la población). De ahí que se antoje fundamental la intervención de los deportistas en los asuntos públicos, aunque con ello se altere el actual patrón de navegación.

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