Opinión

Delitos financieros y medioambientales

Los graves perjuicios que provocan los crímenes económicos y climáticos

Los delitos financieros (el fraude, el blanqueo de capitales, la financiación del terrorismo, el soborno y la corrupción, el uso de información privilegiada, la ciberdelincuencia, la evasión fiscal...) y los delitos medioambientales (contaminación, deforestación ilegal, uso ilegal del agua, minería clandestina…) provocan múltiples problemas. Según la consultora EY los delitos financieros generan unos 3,2 billones de euros anuales en todo el mundo.

Los paraísos fiscales siguen funcionando pese a alguna leve mejoría en los últimos años. Estos paraísos son útiles para quienes tienen riquezas mal generadas. Están en diversos sitios incluida Europa. Reino Unido, Países Bajos, Luxemburgo, Irlanda y Suiza permiten algunos de los mayores abusos fiscales del planeta. Oxfam establece que las empresas del Ibex 35 español tienen 744 filiales en paraísos fiscales. Un informe de Green Peace de 2024 establece que en 2023 500 multimillonarios europeos tenían una fortuna de 2,4 billones de euros en jurisdicciones de baja o nula tributación. Según Mauro Guillén, de la escuela de Wharton de la Universidad de Pensilvania, incluso en España también hay una especie de "paraísos fiscales" porque en algunas autonomías no se pagan impuestos del patrimonio. Los paraísos fiscales son especialmente útiles para el dinero procedente de robos, sobornos y manipulación, pero no siempre es así.

Según Tax Justice Network, en Europa se pierden impuestos no pagados por unos 215.000 millones de euros anuales. Los ciberataques cuestan al mundo alrededor de 865.000 millones de euros al año, según el Center for Strategic and International Studies (CSIS). Las instituciones financieras gastan unos 196.000 millones de euros anuales para protegerse de los ciberataques. Un ciberataque al sistema eléctrico a un área grande de territorio como nuestro país, por ejemplo, sería tremendamente dañino y destructivo.

Los delitos ambientales son el tercer tipo de actividad criminal más grande del mundo generando, según el Financial Action Task Force (FATF), unos 256.000 millones anuales, aprovechándose del secreto financiero. El delito ambiental está formado principalmente por: contaminación, agricultura ilícita, acaparamiento de tierras públicas, talas ilegales, eliminación ilegal de desechos peligrosos y minería clandestina. La destrucción de ecosistemas es uno de los negocios más rentables del planeta. En este sentido, actualmente la Amazonía ya emite más CO2 del que absorbe debido a su enorme deforestación. Los delitos medioambientales pueden tener graves consecuencias para el medio ambiente, la vida silvestre y la salud humana.

Más allá del aspecto meramente monetario, los delitos o crímenes financieros afectan a la dignidad humana, sustraen el desarrollo social y económico, dificultan el cuidado de la salud y la seguridad pública, alientan la corrupción y el trabajo forzoso, desmoralizan a las personas que trabajan dignamente y pagan sus impuestos. Es importante tomar medidas para prevenir, detectar y sancionar los delitos financieros con el fin de proteger la integridad del sistema financiero y garantizar la transparencia y la legalidad en las transacciones económicas. Por otro lado, los delitos medioambientales tienen efectos negativos similares a los anteriores además de generar daños a las personas y al entorno. Estos daños son combatidos a nivel mundial por la Corte Penal Internacional, la Corte Internacional de Justicia y la Interpol.

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