Opinión

¿Qué es eso del honor?

La poca altura de miras de los líderes de nuestros partidos mayoritarios

¿Qué es eso del honor?

¿Qué es eso del honor? / LNE

El chantaje es la presión que, mediante amenazas (de difamación, de muerte o de otro orden), se ejerce sobre alguien para obligarle a obrar en determinado sentido. La palabrita viene del francés "chanter", cantar. Chantajear a un reo, "faire chanter", consistía en torturarlo para que cantara, para que confesara sus culpas. Así el castellano creó el verbo chantajear, y el sustantivo chantajista, "maître chanteur".

En mi bachillerato conocí el significado de chantaje, extorsión o coacción, que ejemplificaba el profesor de Historia con aquel caso heroico de Guzmán el Bueno, en la defensa de Tarifa, cuando lanzó una daga para que mataran con ella a su propio hijo, apresado por el infante don Juan, antes de acceder a entregar la plaza; es decir, antepuso el bien común a sus intereses particulares.

"Matadle con éste,

si lo habéis determinado,

que más quiero honra sin hijo,

que hijo con mi honor manchado".

Tuvo su réplica esta leyenda en nuestra guerra civil, con el general Moscardó, en el Alcázar de Toledo.

Otra cosa sea lo que llevan haciendo las minorías nacionalistas con nuestros gobernantes nacionales, el último Pedro Sánchez. Strictu sensu no es chantaje, extorsión ni coacción; las llaves de Cataluña que, sin derecho, pretende ahora Puigdemont, como otros antes, no son a cambio de revelar asuntos privados, fuera del dominio público, que puedan perjudicar la fama o el crédito de nuestro presidente del Gobierno, tampoco secuestraron a Begoña, se trata de una negociación voluntaria por ambas partes, un do ut des, un toma y dame, un presa i daca, que diría el fugado Carles. Yo te doy el voto para que gobiernes España, tú me das armas para socavarla.

Los independentistas, más que la debilidad de nuestro sistema democrático, conocen la poca altura de miras de los líderes de nuestros partidos mayoritarios, incapaces de entenderse en lo capital, que han de defender, y Pedro, que confunde a Puigdemont con un maître chanteur, e interpreta malamente el gesto de Guzmán el Bueno, entrega la daga, el hijo, media población y las prevendas que hagan falta, con tal de parecer que gobierna. De esa manera indigna y de lesa patria, revela además su íntima carencia: el honor.

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