Opinión

El barroco más actual

Valoración de la XI Edición del ciclo "Primavera Barroca" en la capital del Principado

Si bien no hace tantos años toda la amalgama de géneros y estilos que se aglutinaban bajo el término "música antigua" carecían de protagonismo en las programaciones de los grandes teatros y salas de concierto, durante las últimas décadas hemos asistido a la revitalización de la música barroca de mano de una proliferación de agrupaciones y conjuntos que han sabido aportar un lavado de imagen al repertorio sin renunciar a los estándares de calidad necesarios para triunfar tanto en España como fuera de nuestras fronteras.

Un modelo paradigmático lo encontramos en la XI edición de la "Primavera Barroca" ovetense que ha sido, en líneas generales, notable. Aunque "Armonía Concertada" tuvo un inicio algo irregular –sobrevenido por un convaleciente tenor–, la formación capitaneada por María Cristina Kiehr y Ariel Abramovich mantuvo su compromiso y, lejos de cancelar la velada musical, adaptó el repertorio a las circunstancias. Coincidiendo con el Día Europeo de la Música Antigua, el clavecinista Ignacio Prego deslumbró al auditorio en un extraordinario recital donde puso en liza suites de Johann Sebastian Bach, Henry Purcell y Johann Jakob Froberger. "La Ritirata", conjunto que dirige el violonchelista Josetxu Obregón, haría las delicias del público ovetense mediante el oratorio "Il giardino di rose", de Alessandro Scarlatti, una obra apenas conocida en la actualidad donde la plantilla instrumental y el exquisito elenco vocal lucieron todas sus virtudes. El mes de abril se cerraría a través de la desprejuiciada propuesta de "Anacronía", ensemble nacional que, pese a su juventud, ya atesora importantes reconocimientos. La agrupación murciana –en compañía de la soprano portuguesa Rita Morais– convenció a través de su programa "La familia Bach".

El concierto de Jordi Savall, a quien deseamos una pronta recuperación, hubo de ser cancelado a consecuencia de las lesiones sufridas por el músico tras una caída. La clausura del ciclo vendría con el grupo Arcangelo. La musicalidad que extrajeron sus cuatro integrantes, bajo la experimentada dirección del clavecinista Jonathan Cohen, fueron el mejor desenlace posible.

Pero si los resultados artísticos han rayado el sobresaliente, no podemos dejar pasar otros aspectos igual de relevantes. En primer lugar, el respaldo del público. Salvo el último concierto, que coincidía con la festividad de Martes de Campo, las otras cinco citas (incluyendo el concierto de Savall) agotaron las localidades, un hecho que nos habla de la aceptación del repertorio barroco en la ciudad y que ha traspasado las fronteras de la "Primavera Barroca" para colarse en "Los conciertos del Auditorio" o incluso en otro de los buques insignia de la capital del Principado como la XXXI edición del Festival de Teatro Lírico Español mediante la zarzuela de Sebastián Durón, "Coronis".

En segundo lugar, desde la dirección artística se continúa apostando por el equilibrio entre formaciones e intérpretes extranjeros y nacionales. En esta ocasión, salvo Armonía Concertada y Arcangelo, los demás recitales han recaído sobre formaciones españolas, un esfuerzo, sin duda, digno de mención. Por último, se mantiene vigente la colaboración en torno a la Universidad de Oviedo y los conservatorios profesional y superior. Si bien la Universidad aporta gran número de estudiantes a las conferencias y a los conciertos, no así los conservatorios, un punto sobre el que sería necesario incidir en futuras ediciones para formar a nuestros intérpretes y asentar al público del porvenir.

En definitiva, el barroco goza –en la actualidad– de una vigencia envidiable que Oviedo ha sabido aprovechar con inteligencia para consolidar uno de los ciclos más queridos por el público de la capital del Principado.

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