Opinión

Las revistas de estudios locales: conocimiento y valoración de los recursos

En septiembre de 2018, en un intento por hacer amigos, critiqué, constructivamente, el valor de los porfolios de fiestas, publicaciones que anualmente cada comisión de festejos, cada ayuntamiento, con mayor o menor presupuesto y con la ayuda privada en forma de publicidad, llenan las hojas de panfletos vacíos de información y repletos de módulos publicitarios, para ofrecer un programa festivo que en sí ocupa muy pocas páginas. Dije, además, que la información que en ellos se encuentra es mínima y sin elaborar y que podría plantearse de otra forma y ser de mayor utilidad. Me preocupa el derroche de papel, cuando lo que de verdad necesitamos es conocimiento más que entretenimiento, pues, aunque necesario, quizás vayamos un pelín sobrados.

No quiero que en esto se vea la influencia de Max Weber y su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo, ni tampoco, aunque se podría mentar, La sociedad del espectáculo de Guy Debord, para fundamentar el hilo conductor por el que quiero discurrir. Tampoco quiero en ningún caso caer en el reduccionismo de la fórmula “pan y circo”. En Salas existieron un par de publicaciones que tuvieron su importancia, pero que se quedaron por el camino. Por un lado la Revista El Nonaya, que fue el boletín de información de Amigos del Paisaje de Salas, una asociación que cumplió un papel relevante en la dinamización cultural del municipio, y por otro, la revista de la Asociación Salas en el Camino, que se identificaba con este mismo título. Publicaciones que hoy, al paso de los años, adquieren un valor historiográfico ya que, por un lado, podemos saber cuáles eran las pretensiones y preocupaciones de estos colectivos, y por otro, nos permiten recopilar la información que sirve para implementar nuevos conocimientos sobre lo planteado en su momento.

Ciñéndome a un ámbito reducido, a una escala comarcal, destacaré el valor de El Tous pa Tous, Sociedad Canguesa de Amantes del País, de la cual formo parte con orgullo, porque es una asociación ejemplar que promueve la investigación y la dinamización cultural en su ámbito, con propuestas modélicas. Lo mismo puedo decir de la revista de estudios locales: Grado Villa y Alfoz, que edita el Círculo de Estudios Pramarenses desde Grao, y la revista El Cuadiernu de La Ponte Ecomuseu, de Santo Adriano de Tuñón. Hay más ejemplos pero estos son de una extraordinaria repercusión y deben ser tenidos como referentes.  

Ante la carencia en Salas de una revista de estudios locales en la que se den a conocer investigaciones inéditas sobre la historia y cultura local en cualquier ámbito del saber, propuse su creación para abordar estas cuestiones y promover la investigación, permitiendo incrementar la información que tenemos de nuestra historia y de nuestro entorno. Porque, créanme, hay mucho, muchísimo, por hacer e investigar. Para ello es necesario crear un consejo de redacción y una coordinación que se comprometa a sacar un ejemplar al año, que sería económicamente muy asumible. Pero todo requiere una infraestructura y hay que crearla. De nuevo el Ayuntamiento de Salas y la Fundación Valdés tienen una importancia capital en ello, ya que ésta última puede canalizar muchos aspectos académicos que serían centrales en una publicación de este tipo.

Sería un hecho muy oportuno plantearse la creación de una revista de estudios locales de Salas y darla a conocer antes de la finalización de los Actos Conmemorativos del Milenario de la Fundación del Monasterio de Cornellana por la proyección que este evento está teniendo dentro y fuera de Asturias. El nacimiento de una revista de estas características sería un revulsivo para la investigación y generación de cultura e investigación local que en Salas, como en cualquier municipio, es trascendental para el conocimiento de lo próximo y de su historia, no solo para entretener, sino para formar y abrir nuevos horizontes a lo que ya sabemos o intuimos.